La mayoría de caminantes, una vez llega a la frontera, se dirige los caminos verdes para cruzar a Colombia
Por Jonathan Maldonado
El peregrinaje hacia San Antonio del Táchira no se detiene. Grupos de ciudadanos continúan arribando a la frontera con el propósito de cruzar hacia Colombia, por los caminos verdes, mejor conocidos como trochas.
Niños, jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad, integran los núcleos familiares que entran a la jurisdicción fronteriza para migrar hacia el vecino país, o con el fin de usar a Colombia como puente para dirigirse a otra nación.
Las normas de bioseguridad son poco respetadas. Algunos usan el tapaboca, otros ni siquiera lo cargan cerca. A muchos solo los urge la idea de ingresar pronto a la nación neogranadina, un país donde los índices de contagios siguen galopando.
«Caminamos y otras veces pagamos para avanzar en el trayecto», dijo una de las caminantes al ingresar al municipio Bolívar. «Venimos de Valencia, estado Carabobo», prosiguió
El grupo de la chica se dirige hacia la ciudad de Cúcuta, en Norte de Santander, Colombia. Todos venían con sus bolsos, costales o maletas, símbolos de un éxodo que no se para.
El pasado 27 de enero un trágico accidente marcó a los caminantes: 10 personas fallecieron y otras 21 resultaron heridas tras volcar un Jac de la Aviación, que se quedó sin frenos, en la vía Capacho – San Antonio, y en el que se trasladaban a la frontera.
Dos días después, el viernes 29 de enero, un caminante murió y otras dos personas resultaron lesionadas tras arrollamiento registrado entre el sector Piscurí y San Joaquín de Navay, en la Troncal Cinco, vía al llano.