Reportajes y Especiales

Tiempos sombríos para la salud mental

17 de abril de 2021

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**El jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Central, doctor José Abel Colmenares, se refirió a los problemas que tratan de superar: falta de personal de enfermería, escasez de medicamentos y ausencia de los insumos alimenticios que se requieren para ofrecer una dieta adecuada a los pacientes.


Por Norma Pérez M.


En una  época donde el equilibro emocional se torna frágil ante diversos factores externos imposibles de controlar, no existe un sistema de salud eficiente para atender los casos de patologías psiquiátricas que van en aumento. Un panorama complejo e incierto que deben enfrentar a diario médicos y pacientes.

El jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Central, doctor José Abel Colmenares, a quien avala una amplia trayectoria de formación y experiencia en esta área, se refirió a las carencias y limitaciones que tratan de superar: primordialmente, falta de personal de enfermería, escasez de medicamentos, y la ausencia de insumos alimenticios para ofrecer una dieta adecuada. Son tiempos sombríos para la salud mental.

Otro factor, que agrava aún más la situación, es el cierre de las instituciones psiquiátricas de larga estancia, no solo en San Cristóbal sino en toda Venezuela.

“En el Táchira está el caso del hospital “Raúl Castillo”, ubicado en Peribeca, el cual debió cerrar sus puertas; esto generó la existencia de pacientes en situación de calle, indigentes; ahí había muchos casos sociales y de personas que ya estaban recuperadas, pero no tenían dónde vivir y se quedaron. Un alto porcentaje eran casos sociales, no se iban porque habían formado una familia, y ese era su hogar”.

El galeno indicó que desde hace doce años existe la Fundación “Negra Hipólita”; aunque muy golpeada por la crisis, tiene cuatro centros en el estado Táchira.

“Anteriormente trasladaban personas desde el centro del país, muchas se fugaban y quedaban deambulando por la ciudad. Generalmente, eran adictos, consumidores de sustancias, y esto originaba un caos. Ahora que todo está más complicado, es imposible brindar una atención adecuada, pues no hay un espacio donde albergarlos”.

En un momento se pensó que la Unidad de Pacientes Agudos iba a ser la solución, pero esta no es su finalidad; allí se atiende a quienes en un lapso de un mes se incorporan a la sociedad y regresan a sus actividades normales, mientras que los pacientes crónicos requieren un hospital de larga estancia para cumplir con su tratamiento terapéutico.

Crisis y pandemia

La crisis económica por la que atraviesan los venezolanos, al igual que el coronavirus, son detonantes para desequilibrar la salud mental: “hay un gran número de pacientes depresivos, a causa de la situación del país y sus consecuencias: escasez, inseguridad, hiperinflación, fallas en servicios públicos, falta de medicamentos y migración. Este último factor incide directamente en los padres o abuelos que se quedan solos”.

De acuerdo a lo expuesto por el doctor Colmenares, a esto se suma la pandemia, el temor a contagiarse y a morir por un virus que ha ocasionado la pérdida de muchas vidas. El sector salud es uno de los más afectados, así como personas mayores o con enfermedades preexistentes; ya se ven casos cercanos, en amigos o familiares.

En diciembre del año pasado, la curva de contagios subió al tope en el Táchira y otros estados del país; aún permanece alta en el centro y oriente venezolano. “Somos un estado muy vulnerable, por el hecho de tener la frontera más importante de Sudamérica, y esto incrementa la presencia del virus”.

“También afecta la escasez de medicamentos, anteriormente las instituciones públicas contaban con medicinas que entregaba el Estado venezolano, que se destinaban a la población de menores recursos económicos, pues son de alto costo. Incluso llegaban por el Seguro Social. Actualmente están totalmente restringidas y las personas deben comprar sus tratamientos; en consecuencia, hay muchos pacientes descompensados emocionalmente”.

Con respecto a los intentos suicidas, señaló que desde el 2006 maneja una estadística en la Emergencia del Hospital Central, de treinta a cuarenta casos al mes. La población más vulnerable la integran jóvenes de 16 a 18 años, adultos jóvenes de 21 años, y un grupo etario de 60 a 65 años.

“Los trastornos bipolares, los adictos y las personas depresivas son los más frecuentes. Esto por causa de la situación económica, problemas de pareja y las separaciones de la familia por migración. Son numerosos los casos de quienes acuden a la consulta, pero no tienen cómo comprar los medicamentos. En el Hospital Central no contamos con muchos insumos necesarios, apenas con un 15 por ciento de las medicinas para mantener a los pacientes hospitalizados en UPA”.

Unidad de Pacientes Agudos

La Unidad de Pacientes Agudos desde el año 2019 debió disminuir su cupo. De treinta personas hospitalizadas, 15 hombres y 15 mujeres, se redujo a la mitad; esto debido a la falta de personal de enfermería; en los inicios de la pandemia, el número de ingresos bajó a diez y después a ocho, pero la cifra puede descender, pues había turnos en los que solo se contaba con un enfermero.

Según la Organización Mundial de la Salud, un enfermero puede manejar seis pacientes por turno, pero en lo que concierne a psiquiatría, se requiere mayor dedicación y es muy difícil cumplir con esta cifra.

El jefe del Servicio de Psiquiatría del primer centro asistencial del estado Táchira destacó que los medicamentos de primera necesidad para esta área son inexistentes. Se reciben algunas medicinas por donativos y a través de organismos internacionales.

“En el hospital hay 13 médicos en el servicio, pero solo acuden cinco, aproximadamente; los demás consideran que no hay condiciones adecuadas para reabrir la consulta de salud mental, así como la falta de transporte público y temor a contagiarse de covid-19. No contamos con personal para manejar las historias médicas. Es muy protocolar el hecho de reabrir la consulta externa”.

Hay dos psicólogas colaboradoras de la Universidad Bicentenaria de Aragua, recién egresadas, quienes acuden un día a la semana a prestar sus servicios. Una vez que se reabra la consulta de salud mental, sería vital la presencia de todos los especialistas.

“Manejamos un triaje psiquiátrico, donde va un médico de lunes a viernes, en horario de 8:30 a.m. a 11;00 a.m., y atiende cualquier eventualidad, récipes, brinda orientación, asesoría y consulta en la Emergencia de Psiquiatría. La idea es abrirla para ingresar a los pacientes que lo ameriten y no deambulen por la Emergencia General”.

En cuanto al personal de enfermería, señaló que “hace milagros”; tampoco hay camareras, algunas veces los empleados de otras áreas apoyan con el mantenimiento de UPA; con las lluvias se acentuaron las filtraciones. En ocasiones les dan un plato de comida para que colaboren con la limpieza, pues solo se destinan camareras una vez a la semana.

“Con la pandemia, y el miedo a contraer el virus, los pacientes no acuden al hospital; además, el nivel proteico en la alimentación es muy bajo, pues si antes alguien durante su ingreso aumentaba su peso en tres o cuatro kilos al mes, ahora es lo contrario”.

Los alimentos se obtienen por medio de donaciones que hacen familiares de los enfermos, instituciones sin fines de lucro y personas que tienen la iniciativa de ayudar y contribuyen con la institución.

No descuidarse…

Entre las recomendaciones a seguir para los pacientes psiquiátricos, el doctor Colmenares hace énfasis en la importancia de acudir a la consulta, cada dos o tres meses, con el médico tratante; no descuidar este aspecto, ya que es necesario el control; la salud mental es indispensable y es muy importante asistir al control terapéutico.

“Sensibilizarse por estas personas, sobre todo por las que se encuentran en la calle, la mayoría jóvenes en muy malas condiciones. Ellos pueden estudiar y trabajar, el problema es que son rechazados por sus familias y por la sociedad. Hay que tratarlos con la precaución correspondiente, pero nunca denigrarlos”.

Destacó que el gobierno nacional, hace tres años, cerró todas las instituciones psiquiátricas del país,” porque para ellos no es importante, y así lo demostraron al decir que el presupuesto no alcanzaba para centros de larga estancia”.

A pesar de las circunstancias y los obstáculos, su objetivo es desarrollar un trabajo conjunto para superar la crisis hospitalaria en todos los servicios. Por los momentos, junto al personal de UPA, prosigue con la valiosa tarea de brindar toda la ayuda posible a quienes se encuentran sumergidos en las sombras que atentan contra la razón.

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