En los finales del presente año, los indicadores económicos y sociales reflejan que la región Latinoamérica en su conjunto dejó de ser el patio trasero de los países desarrollados norteamericanos, con pocas excepciones de países petroleros ricos que viven hoy día impensables crisis económicas y sociales por razones eminentemente políticas. En el siglo pasado, la visión de las principales potencias y otras regiones del mundo sobre nuestra región era pesimista, los tiempos han cambiado, existe una nueva realidad de transición social, cultural y económica. Los gobiernos, en su mayoría con éxitos socioeconómicos, están desarrollando estrategias para minimizar la exclusión social, el bajo nivel educativo, la pobreza crítica y la mendicidad. La era de las dictaduras militares pasó a la historia y fue reemplazada por la democrática-liberal en su mayoría, la crisis financiera pasó por encima, a excepción de los países inmersos en el Socialismo del Siglo XXI, en recuperación social y otros con clases sociales intermedias muy devaluadas.
Informes de la Unesco, con relación a los Objetivos del Milenio, establecen que en la región se aprecia en forma general un buen manejo de las economías, salvo en contadas excepciones, reflejando capacidad para producir prosperidad; sin embargo, se mantiene antagonismo y exclusión. Llama la atención que en países ricos, especialmente petroleros, con economías cerradas, estatizadas, los índices de desarrollo han bajado en forma considerable, y al contrario, países con menos recursos han logrado avances en todos los sectores. La investigación científica para la innovación tecnológica en los procesos productivos en países de economías cerradas, les hace vulnerables en el comercio global. Esta circunstancia está llevando a crisis sociopolíticas por la alta dependencia de la economía de puertos, en detrimento del crecimiento económico y más pobreza, producto de un marco de hipótesis políticas negativas en el ejercicio del poder como Estado soberano.
Para superar esta situación en las aéreas afectadas, los expertos consideran que las acciones políticas, a corto y mediano plazo, se deben orientar en cinco componentes sociales rectores del acontecer de las naciones: Educación de calidad y capacitación tecnológica; revertir el alto proceso migratorio de la juventud capacitada hacia países circunvecinos; diversificar la economía en forma prioritaria; distribución equitativa de la inversión fiscal hacia los sectores productivos, y derrotar el mal endémico de la corrupción oficialista. Diseñar una nueva política de Estado, mediante una campaña integral, para aumentar la autoestima de las sociedades de pertenencia, hacia el logro de los grandes objetivos nacionales y la satisfacción de las necesidades físicas y psicológicas del pueblo. Organizar y estimular una sociedad civil participativa y protagónica, con la finalidad de crear el sentimiento de liderazgo político de los fines del Estado, como entidad jurídica responsable de conducir los destinos de la nación soberana y estable en las relaciones internacionales.
En la región latinoamericana, en este año se han desarrollado iniciativas políticas hacia el cambio a modelos políticos que estaban socavando las democracias que han costado sacrificios de sus pueblos Se han concertado procesos de integración bilaterales aprovechando las ventajas geopolíticas competitivas y comparativas de la región con otras naciones del continente y de la Comunidad Europea. Se destacan los avances del acuerdo de integración de los países de cuenca del Pacífico suramericano, México, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, y la integración con el segundo mercado mundial del Pacífico. Existe un clamor universal por superar los factores de los focos perturbadores de la estabilidad política y las sociedades de pertenencia están mediatizadas y entrampadas en el reclamo de un sistema político democrático sustentable para lograr la calidad de vida de los pueblos.
Gral. de Brig. [email protected] y @rovirov (Oscar Roviro Villamizar)