Néstor Melani Orozco
Aún reviven los ecos y los testimonios.
Donde Adriano González León inició su novela, «País Portátil», y Luis Alfredo López Méndez venía a narrar leyendas de sus viajes, allí narró cuando Foujita, el japonés, fue su amigo en París, y Ernest Hemingway en Atenas, Grecia, le regaló los originales de «El Viejo y el Mar»…
Una noche, aún lo estoy recordando en esta tarde de lluvia caraqueña, cuando estuvimos en los días de mi exposición en el Círculo Militar. Y me acompañaron al «Gran Café» el famoso dibujante español Eneko, Atilio Pérez, Hugo Colmenares, Marco Tulio Arellano y Carmencita Anzola, quien venía de ser del coro de Luciano Pavarotti.
El Gran Café de Sabana Grande, guarda tantos hechos y encantos. Más de poetas, artistas, políticos y hasta notables vagabundos.
Para finalizar, una tarde de aquellas de la calle Real y los cantores uruguayos, se había acordado firmar un contrato con Freddy Pereyra, quien encarnaría un personaje en la figura de «un viejo» para el cine venezolano. Y la hora fijada era a las 5 de la tarde.
Llegaron los productores de la película.
Entre algunos vinos y un buen café árabe, los directivos esperaron.
¡Y nada!
No aparecía el dichoso actor Freddy Pereyra.
Inquietos, los productores le preguntaron a uno de los meseros, si alguien antes había preguntado por ellos…
El mesonero solo les dijo: “Desde hace más de dos horas un anciano ha estado recorriendo las mesas»…Habla y describe años»…
Buscaron al anciano. Y este era Freddy .
Pereyra, transformado en el personaje que encarnaría en la película.
¡Se firmó el contrato!
Por estas cosas del alma, el Gran Café es fuente de recuentos.
Aquí Vargas Llosa firmó «Cachorros», y García Márquez, siendo corresponsal de El Nacional, se bebía los sueños. De El Nacional lo botaron por no saber escribir…
Imagínense tanta presencia…
El Gran Café, obra de Henry Charierre. El francés de la novela «Papillon», a quien Al Pacino encarnó en el cine mundial…
Charierre en sus caminos, desde la cárcel francesa. Y el interesante personaje de la tinta azul de las mariposas convivió en Venezuela. Se hizo barman en la isla de La Orchila para el presidente Pérez Jiménez.
En los libros del Hotel Montaña de La Grita estaba su firma, junto a la de Robert De Niro, cuando de ecos se filmaba la historia del francés prisionero en la cárcel de Cayena…
Lástima que estos testimonios desaparecieron…
Ahora de amor escribiré la carta más sagrada a la Mujer del Alma…
Para no olvidar.