Néstor Melani Orozco
Negro, afrodescendiente. Con unos ojos de astros gigantes y de ser trompetista en la sonoridad de una delicada armonía que convertía en los dolores del alma…
Entonces saber que el viejo zapatero y trompetista vino a La Grita como el primer Corneta de la Escuela de Clases, donde vinieron de todo el país para hacerse oficiales militares, en la sede del viejo colegio seminario.
Alejandro Saavedra, el zapatero de la esquina del campo de los deportes, donde los secretos se quedaron en las hormas de los cueros y cantando entre dientes iba armonizando las sonatas de su trompeta para las retretas de la Banda de Músicos Municipales, mientras su hijo grande «Muñeco» como un gigante negro, palabreaba hechos que muchas veces no se le entendía y el otro abría caminos con sus carretas al mercado para trabajar…
Un Día el Corneta de la Escuela de clases y primer trompetista de la banda, el negro zapatero del estadio vio morir a su mujer y sólo con sus hijos la veló, mientras de los charolas se embistieron los ricos y los pobres lloraron los pecados de los políticos.
Y entre las lágrimas un día sus imágenes se convirtieron en las más sagradas purificaciones y el sonido de los ensayos de la trompeta se quedó en los misterios del campo deportivo de aquella Grita de las purificaciones…
Cuando aún sonaban los aplausos….
Porque desde Saavedra el músico y zapatero, algún día alguien con valores y defensor verdadero haga valer los testimonios que se quedaron en silencio…
Para gloria de tantos hechos…
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De Mi Libro.
DE LA GRITA AL CIELO