Iván Duque (Bogotá, 1 de agosto 1976), es el candidato del Centro Democrático (CD), partido fundado en 2013 por el expresidente Álvaro Uribe para las elecciones presidenciales en Colombia, el próximo 27 de mayo.

Duque es precandidato de Coalición Despierta -alianza electoral entre el CD y el Partido Conservador de Colombia (PCC), liderado por otro expresidente, Andrés Pastrana- y se enfrenta a Marta Lucía Ramírez para representar a la coalición. El candidato definitivo se conocerá en marzo.

Es abogado, economista, senador desde 2014 y formó parte del equipo económico del Gobierno de Uribe. El joven senador de 41 años, tiene muchas opciones de liderar una coalición que, según las encuestas, es muy probable que suceda al Gobierno de Santos.

¿Qué le diferencia como candidato de la conservadora Marta Lucía Ramírez?

Quiero reafirmar que la coalición con Marta Lucía Ramírez y con Alejandro Ordoñez es muy necesaria. He presentado en Colombia 162 propuestas, un plan de Gobierno sobre las materias más importantes en nuestro país que está generando una gran conexión con la ciudadanía y una gran motivación entre la juventud. Represento un partido que tiene un gran compromiso con la legalidad, y formo parte de una generación donde están el 73% de los colombianos que somos menores de 45 años y que queremos el cambio, sacudirnos de la vieja política.

¿En qué punto están las relaciones entre los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, después de las tensiones para elegir candidato para la Coalición Despierta?

Entre los expresidentes ha habido mucha cordialidad. No estamos en medio de una pugna. Por Pastrana sentimos respeto y admiración, es una persona que ha aportado mucho al país, pero estamos en un proceso en el que hay que llegar a acuerdos con la mejor voluntad. Tanto el presidente Uribe como yo hemos intentado mantenerlo a él y a sus candidatos en la idea de formar esta gran coalición.

¿Qué propuestas tiene para mejorar la seguridad en el país y para hacer frente al narcotráfico?

En Colombia estamos hoy en niveles similares o mayores de cultivo de coca a los que teníamos cuando empezó el Plan Colombia. Tenemos un problema crítico de microtráfico. El país tiene hoy 800.000 consumidores de drogas y el menudeo se ha convertido en un problema en todo el territorio nacional. Quiero hacer una verdadera prohibición de la dosis personal, es decir sacar a los ‘jíbaros’ (vendedores de droga) de las calles. Es muy importante que la seguridad ciudadana se fortalezca en cuanto a referenciar el delito, por ejemplo, mediante mecanismos de denuncia electrónica para geolocalizar el delito. Necesitamos tener una mejor capacidad defensiva frente a fenómenos como las bandas criminales, el aumento de los cultivos ilícitos y frente a los sectores porosos en nuestra frontera con Venezuela, que se han utilizado como canales de contrabando, lavado de activos y tráfico de drogas.

¿Continuará, si es presidente, con los procesos de paz?

Yo fui uno de los portavoces de la campaña del ‘No’ y desde el principio dijimos que no se trata de destruir los acuerdos sino de hacer las modificaciones estructurales que se necesiten.

¿Qué puntos serían los inmediatos a modificar a lo ya pactado por Santos?

Primero, el narcotráfico no debe de ser un delito amnistiable. Segundo, la erradicación y la sustitución de cultivos debe ser obligatoria y no voluntaria. Tercero, las armas y el dinero escondido que aparezca debe implicar que los cabecillas de las FARC pierdan los beneficios porque se habrían burlado de Colombia. Y cuarto, la estructura de la Justicia Especial está sembrando impunidad porque los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad no van a reparar, no están diciendo toda la verdad y ya son candidatos que tiene elegibilidad política. Eso es un monumento a la impunidad. Nuestro desafío como partido, y el de la sociedad colombiana, es derrotar a las FARC también en las urnas.

 ¿Cómo pretende atajar el problema de la polarización de la sociedad colombiana? ¿Cree en la reconciliación?

El presidente Santos dividió a Colombia entre amigos y enemigos de la paz; y en Colombia no hay enemigos de la paz distintos a los que con la violencia han querido amenazar a nuestra sociedad. Quienes fueron a participar en las urnas el dos de octubre vieron que una mayoría del ‘No’ ganó y que hay un sector que defendió el ‘Sí’. Pero hay algo que nos une a todos, y es la legalidad. Hay muchas personas que votaron ‘Sí’ sobre la base del engaño. Se les dijo que iba a haber justicia de verdad y reparación, pero eso no ocurrió. Hoy, lo que yo creo es que hay que unir a los colombianos en torno al principio de legalidad. La paz es un anhelo de todos, pero para que sea una realidad necesita ir acompañada de una verdadera justicia.

Usted ya ha denunciado al régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional. ¿Va continuar con una actitud beligerante ante el chavismo?

Yo tengo que ser coherente con lo que está pasando en Venezuela. Yo no estoy denunciando a Nicolás Maduro por un tema personal. Contestaré de la siguiente manera: si vives en un edificio, y tu vecino de al lado todas las noches golpea a su esposa, y oyes sus gritos. Si ves que maltrata a sus hijos, y oyes sus gritos. ¿Cuál es el deber moral del vecino? ¿Mantener las buenas formas, montarse con él en el ascensor y mirar para otro lado sabiendo que lo que está pasando al lado es algo muy grave? El deber moral es denunciar. Y yo, como legislador, creo que tenía el deber moral de hacerlo. Con el apoyo de 76 senadores de Colombia y 50 de Chile denuncié a Maduro por los crímenes sistemáticos que se están produciendo en Venezuela. Si soy jefe de Estado, y espero serlo, seré coherente con eso y motivaré a otros jefes de Estado a acompañarme en la denuncia de esa dictadura.

Colombia acoge a miles de venezolanos que escapan a diario de la crisis en busca de oportunidades. ¿Cómo afrontará una posible crisis migratoria y humanitaria?

El Gobierno de Santos no se ha preparado lo suficiente para una crisis migratoria de la que vengo alertando desde hace tiempo. Ya hay una gran afluencia de venezolanos a Colombia y tenemos que mantener la solidaridad con los hermanos del país vecino. Hay muchos colombianos e hijos de colombianos que han regresado y también tenemos que normalizar su situación migratoria. Tenemos que obrar con fraternidad, pero al mismo tiempo Colombia no puede ser el único amortiguador de ese flujo migratorio y una las cosas que haré si soy presidente es presentar esta situación ante otros jefes de Estado de América Latina para que entre todos podamos amortiguar ese flujo. Ciertamente, tenemos que estar preparados para una mayor crisis humanitaria.

 ¿Cómo valora los diálogos entre la oposición y el chavismo?

Creo que el diálogo es infructuoso ya que el Gobierno de Maduro lo está utilizando para atornillar su dictadura. Respeto a los líderes internacionales que promueven el diálogo, pero me parece muy grave que se acepte que haya presos políticos en Venezuela. Dialogar mientras existan presos políticos es una forma de mecanismo de presión de la dictadura. Mi sugerencia es que si van a promover el diálogo, el primer punto para poderlo aceptar es que haya una liberación inmediata de esos presos.

Uribe ha dicho recientemente que el Ejército venezolano «tiene la palabra» para frenar a Maduro, ¿está de acuerdo?

Se ha hecho una llamada a la coherencia de la ciudadanía. ¿Hasta cuando un pueblo tiene que seguir sometido a la voluntad de un dictador? Los pueblos tienen que tener la capacidad de movilizarse en contra de la dictadura y lo que uno espera es que el pueblo no sea el único, sino que también haya una reacción de las instituciones, que no pueden dejar llevar un país a su máximo caos.

Vía El Mundo

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