El enfoque de la corrupción se ha orientado a la malversación de fondos públicos como un cáncer que ha causado la debacle de sistemas de gobierno tanto de derecha como izquierda, sin embargo, existe una corrupción social como patología que esta carcomiendo en forma soterrada a la sociedad moderna, causando inseguridad, incertidumbre y en especial desesperanza de los pueblos. El abuso del poder, el tráfico de influencias y la intimidación política y social, están contaminando en forma significativa a las organizaciones públicas y privadas y la sociedad en general. Este fenómeno se ha transformado en viral y acapara la atención del mundo, en anteriores oportunidades lo abordamos desde la óptica de la sociología, la biología y la psicología. Las teorías lo ubican como una enfermedad de la sociedad moderna, incidiendo en forma preocupante en los sistemas democráticos. Consideran que después de la conquista española, esta endemia se lleva en el Adn de la sangre y los países latinoamericanos son los mejores exponentes.
Es una cruda realidad, hoy en día varios países de la región con sonados casos de corrupción ocupan los primeros lugares como los más corruptos del universo, exceptuando a Chile y Uruguay que se equiparan a los Estados Unidos como menos corruptos. La corrupción social es una especie de endemia que pulula en las relaciones interpersonales entre los miembros de cualquiera organización. Constituye una trasgresión a los derechos humanos y significa la violación de los valores de la igualdad ante la ley y de las normas del ejercicio de autoridad de los gobernantes o autoridades de arriba hacia abajo y vulnerando los derechos ciudadanos de abajo hacia arriba. Esta desviación fragante, conduce a la sustitución del interés por la responsabilidad pública por el interés personal o de un determinado grupo político, propio de los sistemas autoritarios contrarios a los principios democráticos. Esta nefasta práctica política, tiene un elevado costo socioeconómico, especial en las clases sociales más desprotegidas que son las mayorías.
La corrupción social está directamente vinculada con la administración de de los asuntos públicos del Estado y al comportamiento ético de los funcionarios públicos como actores esenciales de la calidad de las instituciones y factor vital del denominado “capital social” de las naciones. Este capital es el identificador del desarrollo sostenido y se basa en la moral y la eficiencia administrativa en el logro de los objetivos de la nación como un todo y los objetivos individuales y colectivos de calidad de vida y justicia social del pueblo. La corrupción social, en todos los niveles de la administración pública tiene múltiples causas, entre las más resaltantes encontramos: falta de idoneidad y clientelismo de los funcionarios escogidos para ejercer cargos, ineficiencia de los organismos de control fiscal, complicidad y en especial la impunidad ante hechos ilícitos en las relaciones humanas. El desarrollo organizacional de los entes del Estado, desestiman la necesidad de desarrollar la “calidad total” basada en lograr los objetivos de la dependencia y los individuales y colectivos de todo el personal, factor vital para alcanzar la misión constitucional asignada.
Las naciones como Chile y Noruega que han logrado estadios superiores de desarrollo para ubicarse en los más avanzados del planeta, lo lograron mediante una solida cultura hacia el cumplimiento de los deberes ciudadanos, estableciendo una educación donde se incluye el Capital Social como asignatura obligatoria a todos los niveles, Nuestras generaciones tuvimos una materia y el recordado “Manual de Moral y Cívica” contentivo de las normas generales de comportamiento ciudadano, parece que a los políticos no les convenía y desapareció. La corrupción social campante en las estructuras de las dependencias tanto oficiales como privadas, trae como consecuencia libre albedrio en la en la conducción de las políticas sectoriales. La desigualdad y el clientelismo político contrarios a la justicia social garante de la igualdad ante la ley, son los generadores de la corrupción social y de movimientos migratorios en busca de oportunidades de desarrollo. (
Oscar Roviro Villamizar
Gral. de Brig. [email protected] y @rovirov