Regional
Plegaria hecha arte
lunes 20 octubre, 2025
Freddy Omar Durán
Lo que ha logrado la pintora María Inés Gómez Castañeda a través de sus cuadros es acercarnos a la humanidad de san José Gregorio Hernández y santa Carmen Rendiles.
Su obra hace parte de una colectiva que en estos momentos se expone en la ciudad de Caracas denominada “Entre dos siglos por siempre santo” en la galería Arte Nexus, con participación de artistas de todo el país.
Desde muy joven, en el estado Táchira, se especializó en el retrato con lápiz y sobre cartulina, y tuvo su mayor impulso como artista durante sus años universitarios cursando la carrera de Arquitectura en la Universidad del Táchira, donde profundizó en el conocimiento de la luz, el color, el espacio y la perspectiva.
De un hogar humilde, una de sus grandes escuelas fue el taller de carpintería de su familia, ubicado en Puente Real, y ayudaba con los dibujos que hacía a requerimiento de muebles de la clientela. También profundizó en la elaboración de logos y otros elementos de diseño gráfico, y fue así como resultó ganadora en el concurso para escoger el creador de la primera tarjeta de la primera promoción de egresados de la carrera de Arquitectura.
Ya en la ciudad de Caracas, trabajó al lado de connotados premios nacionales de arquitectura, entre ellos Fruto Vivas, y se desempeñó como profesora de Diseño en la Universidad José María Vargas. Todas esas experiencias y mentorías exigieron aprender de una multiplicidad de temas para un desempeño profesional de excelencia, que hasta el día de hoy sigue deslumbrando tanto desde la docencia como del hacer artístico, líneas de trabajo que han corrido en paralelo.
En los más recientes años ha participado en diversos concursos profesionales y artísticos, siendo reconocida en convocatorias nacionales de la sede Guayana del Banco Central de Venezuela, donde ocupó el cargo de Gerente General de Proyectos, y la empresa Faber-Castell que organizó un concurso donde su propuesta de realismo mágico se ubicó entre el cuadro de honor de finalistas.
Ya antes del 25 de febrero, cuando por fin surgió la buena nueva de la canonización, iba en avance el cuadro alusivo a José Gregorio Hernández, pensado para regalárselo a su mamá quien reside en San Cristóbal, al que en principio tenía por motivo pictórico principal la orquídea, que simboliza a nuestro país, como lugar donde la belleza se da en todo su esplendor.
–Cuando nos dan la buena noticia vamos a la iglesia La Candelaria, donde nos dan una reliquia de segundo grado, una estampita de José Gregorio Hernández que data de 1917, un poco antes de su fallecimiento. A partir de esa fotografía, decidí incorporarlo a mi cuadro de la orquídea— contó Castañeda.
La técnica juega un especial papel en el cuadro en tanto hace parte de los elementos de veneración hacia el santo venezolano. Se trata de una técnica mixta que combina acrílico y tinta, utilizando la plumilla sobre tela en una dimensión de 30 centímetro de alto con 40 centímetro de ancho.
–Todo lo que es el rostro del doctor está hecho con la más fina de las plumillas, que fue la que utilicé durante mis estudios de Arquitectura de la UNET. Ese instrumento es el más delicado, el más exigente en trazo. Y posteriormente terminé el fondo con un efecto de luz, la aureola de santidad. Este cuadro lo llevé a la iglesia Candelaria el día 13 de junio cuando se anunció la fecha de la canonización, donde lo bendijo el párroco— agregó.
En el caso de la Madre Carmen Rendiles, ameritó su trabajo mayor investigación, por lo que tuvo que visitar la casa de las monjas de la orden fundada por la santa, quienes le ofrecieron valiosa información. Supo de su humildad y de su alejamiento a la distinción, enfocada en su trabajo espiritual, siempre llamando al respeto al Jesús en la Eucaristía. En la representación, un “brazo espiritual” se coloca en sustituyendo al que en vida careció, una invalidez que en nada obstaculizó su gran voluntad de servir a la fe y al prójimo.
–De esa investigación se dio el concepto de que Jesús Eucaristía apareciera en primer plano, y que ella estuviera al fondo totalmente exceptuando los ojos, que decidí que ni los rayos de la hostia los tocasen. Me indicaron las madres de la orden Congregación de las Siervas de Jesús que su mirada era muy contundente, muy dulce, pero muy enfática. Está relacionada esta obra a la aparición en estudio por parte de la Iglesia Católica de la Virgen de las Almas Consagradas que se ubica en una de las casas de esta congregación cerca de Caracas y que apareció sobre un gran corazón. En su mano espiritual –refiriéndose a la que no tuvo en su cuerpo físico por una condición congénita- sostiene la velita encendida desde la que brota ese corazón, símbolo del amor a Jesús— explicó la artista.