Opinión
“Santos para Todos”: arte religioso inclusivo en el Táchira
martes 2 diciembre, 2025
Francisco Rada*
De nuevo la Galería Manuel Osorio Velasco nos sorprende con otra iniciativa de promoción del arte regional. Esta vez, la exposición “Santos para Todos” reúne una serie de piezas que exploran la visión de la santidad por un grupo diverso de artistas. Tiene un toque innovador, aunque pudiera no ser tan evidente a simple vista.
Al referirnos al arte religioso, algunos imaginamos obras como las que podemos ver en muchas iglesias y que nuestras hijas estudian en educación artística: algún retablo renacentista o conocidas piezas coloniales como el “Lienzo de la Virgen de Chiquinquirá de Lobatera”. Tal vez alguien piense en la famosa imagen del “Señor de Limoncito” del siglo XVIII o en las fabulosas tallas de San Sebastián y San Cristóbal elaboradas por el ebanista Antonio Dávila Paredes en su taller de Capacho a fines del siglo XIX. Y, por supuesto, el trabajo del ilustre taribero Pedro Castrellón Niño encaja a la perfección con esta aproximación al arte.
También forma parte del arte religioso el trabajo de artistas actuales que, con técnicas muy diversas, representan figuras usualmente católicas como muestra de su devoción. Una visión que incluye tanto a artistas con formación académica como a aquellos populares o autodidactas, considerados “ingenuos” por la academia. Justamente, otra exposición en esa misma galería reunió a un grupo de pintores tachirenses en 2018 que compartían de alguna manera esa visión artística.
La religiosidad en Venezuela va mucho más allá de lo católico formal, y el arte religioso también. El culto a María Lionza es tal vez la creencia popular de mayor arraigo en el país, caracterizada por su dinamismo y ausencia de control centralizado, lo que le permite transformarse con la suma de nuevas figuras, íconos y prácticas. Muchos artistas en nuestro país integran esa otra religiosidad en su trabajo. El investigador catalán Roger Canals exploró parte de esa riqueza en su libro “Una diosa en movimiento. La creatividad visual en el culto a María Lionza” (2023), enfatizando procesos de creación popular muchas veces a cargo de artistas anónimos o artesanos. Una cantera importante de la iconografía marialioncera se encuentra en San Antonio, donde varios grupos de creadores fabrican figuras de la Diosa y de muchos miembros de sus Cortes. Actividad que agradezco porque son una fuente importante de elementos para mi trabajo creador. Posiblemente, la obra más reconocida con ese abordaje es la escultura de “María Lionza sobre un tapir” (1951) de Alejandro Colina ubicada en Caracas.

José Gregorio Hernández es también un importante objeto de manifestaciones artísticas visuales, con abordajes variados: desde los que destacan sus cualidades científicas hasta los que se centran en sus poderes curativos como divinidad católica o santo popular, líder de la Corte Médica de María Lionza. Una de las primeras representaciones conocidas es la escultura de Francisco Narváez (1950), ubicada en la Ciudad Universitaria de la UCV, que enfatiza sus dotes científicos y académicos. Años después , la genial Marisol Escobar realizó “José Gregorio El Negro” (1975), obra que reconoce la devoción al personaje en su Isnotú natal.
Mientras muchos artistas ven a José Gregorio con un lente profundamente religioso, como por ejemplo Belsky y Locatelli, otros tantos —donde me incluyo— lo recreamos con una visión más popular, llegando incluso a representarlo como ícono pop. Es el caso de Alirio Palacios, Antonio Lazo, Edgar Álvarez Estrada, Elisa Abadí, Gaudi Esté, Honys Torres y Susan Applewhite.e, por mencionar solo un grupo. Recomiendo leer el artículo de Blandenier de Suárez en la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, con un recuento más formal.
Un aspecto crucial de la muestra “Santos para Todos” (y todas) es que se concibió con una amplia apertura a los distintos abordajes de la religiosidad. Resumido perfectamente con la frase pronunciada durante el acto de apertura: “la santidad en todas sus acepciones”. Es lo que considero innovador y altamente participativo. Efectivamente, en la muestra conviven armónicamente representaciones de distintas concepciones religiosas, facilitando un diálogo fraternal y cordial entre quienes participamos como artistas, el público y las 18 obras expuestas.
En distintos estilos, varias de las obras resaltaban figuras religiosas, a mi juicio, en un marco tradicional católico, con hermosas estéticas. Varias interpretaban a distintas vírgenes: es el caso de Yusnay Delgado con su obra de la Virgen de la Consolación, siguiendo la tradición de Castrellón; la sublime Virgen de Betania de Alejandro Batista, acompañada de un amable José Gregorio; y las representaciones de ferviente efervescencia de Andrea Sánchez y José Ramírez, quien completó su obra con una sentida intervención durante la inauguración. Distintas representaciones de Cristos también forman parte de la exhibición, incluyendo la contundente cruz de Ramón Sánchez y la pieza de Abelardo Chavarriaga, con una hojalata de impresionante cinetismo. Jonathan León participa con su visión geométrica y estética original de José Gregorio y Jesús en innovadoras fotografías.
La muestra cuenta además con obras que representan una visión religiosa alternativa a la hegemónica. Me impresionó mucho la pieza de Pedro Romero, “El Portal de Jesús de Nazareno”, donde lo retrata en una composición centrada en María Lionza flanqueada por el Negro Felipe y Guaicaipuro, es decir, las Tres Potencias. Enmarcada en otras figuras claves de la religiosidad popular venezolana. José Corzo aportó su “José Gregorio Hernández de la salud ambiental”, elaborado con materiales de reciclaje, que se convirtió en la pieza central de la exhibición junto a su “mano negra” re-intervenida para la ocasión.
De mi parte, participé con dos José Gregorios. Uno enfatiza su carácter de venerada figura popular con el característico agradecimiento por “los favores recibidos”. El otro, un ensamblaje, reconoce que no todas las peticiones son atendidas; está contenido en un maletín intervenido y empleando una figura de yeso proveniente de San Antonio, se trata de “Cuando el milagro no llega” y gira alrededor de la Corte Médica.
Hace más de una década que incorporé a José Gregorio como elemento recurrente en mi trabajo artístico. Incluso mi primera exposición individual se centró en su figura: “Gracias por los favores recibidos”, (Capacho, 2014). Mi mayor interés es su icono como representante de la religiosidad popular y factor de identidad. Es una apropiación felizmente compartida con creadores de distintas disciplinas, estilos, técnicas y materiales como quienes nos reunimos en esta muestra.
La reciente canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles, además de impulsar la práctica religiosa tradicional católica en el país, ha generado una ola creativa en el mundo de las artes. Numerosas exposiciones en distintas galerías y museos han girado alrededor del tema en las últimas semanas, enfatizando la clásica santidad católica. Lo que me parece innovador y un aporte de la Galería Manuel Osorio Velasco es que, al sumarse a la onda generada por las canonizaciones, ha mantenido una visión inclusiva de reconocimiento a las distintas aproximaciones hacia la religión, enfatizando la riqueza de la religiosidad —y del arte— popular. No dejen de visitarla.
- Artista popular contemporáneo
@radaccs [email protected]
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