Jean Carlos García y Carlos Ariza, trabajadores de Industrias Mecánicas Pellizari, se mostraron preocupados por la actitud de la empresa en la cual trabajaban, ante los problemas de transporte público que les impiden la llegada a tiempo a su sitio de trabajo.

Relataron que existe una exigencia de llegada puntual a su sitio de trabajo, a las seis y veinte, y si la misma se infringe por solo minutos, eso incide en un descuento de su bonificación de transporte.

“Por no perder el bono pagamos hasta taxi; pero igual se nos va el sueldo ahí”, afirmó García.

Consideran que tanto la parte privada como la pública -representada, entre otros entes, por el Ministerio del Trabajo e Inpsasel-, no se portan como es debido ante la difícil circunstancias de los trabajadores, que para cumplir con ese horario solo les queda caminar desde sitios lejanos a la unidad de producción en la Zona Industrial de Paramillo, como Capacho, Santa Ana, Rubio, entre otros.

Reclaman un plan de contingencia que pueda ser adoptado por el Gobierno nacional o regional, de la misma manera como hace poco la gobernadora, Laidy Gómez, implementó uno para que la hinchada pudiera asistir en Caracas al clásico del Deportivo Táchira.

“Vemos que la gente que está trabajando no está siendo tomada en cuenta para un plan de contingencia. Los trabajadores están con lesiones en su cadera, columna y piernas, con ampollas en los pies. Son las tres o cuatro de la mañana y estamos caminando para dirigirnos a la empresa. Ya ni dormimos para cumplir con el horario”, sostuvo García.

Ariza catalogó esa falta de consideración a su problema de movilización como “discriminación” y un “ataque psicológico”

“Eso no debiera ser así, porque todos somos gente que aporta productivamente a la empresa, y no debe haber una desmejora salarial al trabajador, ni un acoso por parte del empleador y menos en la situación crítica en que está el país”, declaró Ariza.

Admitieron que existe un bono de ayuda temporal de 300 mil bolívares diarios; pero siempre y cuando la llegada sea puntual.

Ariza reportó problemas de salud, requiere quimioterapias para su esclerosis múltiple, que en nada puede cubrir con su salario y debe hacer “milagros”. Si falla el tratamiento puede quedar sencillamente tendido en una cama.

Dicen que ellos en ningún momento están en el ánimo de crear problemas, sino de negociar soluciones; pero ante el silencio del patrono, el sindicato y el Gobierno, se han visto en la imperiosa necesidad de denunciar ante los medios de comunicación. (FD)