A pesar de que los precios del pan apenas pueden ser cubiertos con el salario mínimo, los tachirenses hacen un esfuerzo por adquirir un pan.
Durante muchos años el pan fue la carta de presentación del tachirense que viajaba a otros lugares de Venezuela. Difícilmente se llegaba a la casa de un familiar fuera del Táchira sin su respectiva “canilla” o su mogolla.
Hoy en día viajar ya de por sí es difícil, y llegar con el suculento –y ansiado- regalo también…
Pese a que el incremento diario del producto no parece tocar techo, se hace el esfuerzo máximo por adquirirlo sea en los tradicionales abastecimientos –o los nuevos, que han proliferado, por cierto desde la empresa familiar hasta la cadena comercial- o en los puestos callejeros donde solo se recibe efectivo; pero a un precio hasta cuatro veces más accesible.
Además el pan, y pese al escándalo que pueda representar para una billetera maltratada, -con las deficiencias nutricionales que eso conlleva- ha venido a ocupar otras ausencias alimentarias en la sagrada mesa de los hogares, o en las horas de la necesaria merienda, que se agrega la arraigada costumbre de su consumo.
“Hay que caminar y estar enterado por el chisme de otros, donde se puede conseguir el mejor precio, o al menos la mejor relación precio-tamaño, precio-calidad, precio-accesibilidad de la panadería, precio-facilidad de pago; no obstante, en la actualidad por punto el pan de tamaño estándar no baja de los 400 mil bolívares, y de ahí en adelante superar la barrera de los 600 mil bolívares”, expresó Manuel Labrador, molesto por la falta de control de las autoridades.
Agregó que la famosa bolita dulce o pan español se consigue, por unidad, en 25 mil bolívares y en algunas panaderías del Centro a 20 mil. “Si sigue aumentando, va a alcanzar el salario mínimo por día. Valga una síntesis de cálculos para afirmar que con salario mínimo apenas un trabajador puede adquirir, máximo, tres panes al mes por punto o transferencia”, manifestó.
Los costos del café
Ya si lo que quiere el cliente quiere es acompañar su pan con un cafecito, tendrá que agregarle a su factura 200 mil –si el vaso es pequeño- o 400 mil si es grande. Y si lo que quiere es algo más delicioso como una torta, una galleta, una palmerita, un croissant o una empanada, ese lujo le puede salir más costoso.
En este menú de ofertas no pueden faltar los panes de sándwich, hamburguesa o perro calientes, los cuales a su vez inciden en los costos de algunas comidas en los restaurantes, que en paquetes grandes cuestan entre el millón y el millón quinientos bolívares.
¿Quién controla la harina?
Recientemente Sunagro, a través del Superintendente Nacional de Gestión Agroalimentaria, G/B. Menry Fernández, calificó de exitoso el suministro de harina de trigo a las panaderías tachirenses con una incidencia del 100%, y destacó el papel de las Panaderías Clap como frente para afrontar lo que el gobierno nacional ha denominado “Guerra Económica”.
Sin embargo, aunque los panaderos –que accedieron extraoficialmente a declarar en respeto al pronunciamiento que en los próximos días ofrecerá el Consejo de Panaderos del Táchira-, aceptaron que la provisión de la harina de trigo se ha cumplido bajo los términos expuestos por Sunagro, y eso ha traído como consecuencia de que la escasez no se apodere de los estantes de sus negocios y las colas se hayan reducido para cancelar en taquilla.
Eso no significa que los costos operativos disminuyan; de tener en cuenta que para la elaboración del pan entran otros ingredientes como los aceites, los huevos, la margarina, las levaduras, por no hablar del aspecto laboral.
Sobre este particular, afirmaron que se está haciendo lo posible para evitar la deserción laboral y para ello se hace necesario cancelar sueldos que dupliquen o tripliquen el mínimo, a lo cual hay que adicionar otros incentivos, incluso cancelarles sus comidas diarias.
Costos de producción
Los precios de los insumos varían por el hecho de que se debe recurrir a la volubilidad del mercado negro, no obstante, se puede establecer que hasta esta semana un cuñete de manteca cuesta 25 millones, 10 cajas de margarina 16 millones y el azúcar ha viajado en una montaña rusa, llegando los 50 kilos en algún máximo inflacionario a los 17 millones.
A la vista está que la afluencia de clientes en las panaderías de San Cristóbal no se compara al de anteriores.
Los consumidores admiten que en el pasado podían arribar a sus casas repletos de paquetes de pan, y escasamente en la actualidad se presentan ante los suyos con uno para ser devorado en una sentada.
En tanto el pan se ha venido convirtiendo en una alternativa de consumo; tan importante aún ha sido el pan como alternativa de modus vivendi.
La venta del pan artesanal ha sufrido una cierta contracción; y aún así no ha abandonado la calle, con ofertas menos onerosas, siempre y cuando se cuente con efectivo, por supuesto, y con el cual se puede adquirir pan entre 100 mil y 150 mil bolívares.
Freddy Omar Durán