Regional
Premio Nacional de Ciencia y Tecnología para docente de la Unet Erika Blanco
27 de febrero de 2019
Erika Lorena Blanco Carrero es ejemplo de la juventud valiosa que se forma en las universidades venezolanas y sobresale por una trayectoria sustentada en el talento, conocimiento y dedicación que hoy rinde sus frutos al recibir la mención Investigador Novel del Premio Nacional de Ciencia y Tecnología.
Ella es docente de la Universidad Nacional Experimental del Táchira desde enero de 2018 y este reconocimiento que otorga el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología anualmente, se le adjudicó por su trabajo en el área de la investigación hasta los 35 años de edad.
Egresada de la Universidad de Los Andes como Biólogo, actualmente forma parte del Decanato de Investigación y trabaja en el Laboratorio de Investigación en Biotecnología y Química de Polímeros. Es profesora asistente a dedicación exclusiva de la asignatura Biología para la carrera de Ingeniería Ambiental. Realizó una maestría en la UNET en Agronomía, mención Producción Vegetal y en estos momentos cursa estudios de doctorado en Ecología Tropical en la ULA, Mérida.
Su postulación para el premio la hizo la UNET y allí se evaluaron sus proyectos y artículos científicos en el área agroalimentaria en biotecnología. Para la fecha, ya cuenta con siete proyectos de investigación, algunos finalizados y otros en desarrollo; así como cuatro publicaciones en revistas tipo “A”.
Las investigaciones se centran en microorganismos promotores del crecimiento vegetal, donde destaca que su uso sirve para disminuir los fertilizantes industriales, obteniéndose una producción similar a la de los productores que aplican fertilizantes químicos. Los resultados son altamente positivos pues además de ser amigable con el ambiente, se disminuyen los costos y es sostenible.
Uno de los aspectos a resaltar es que se evalúan microorganismos autóctonos de la zona andina, los cuales poseen diferentes mecanismos de acción para hacer crecer las plantas; en su caso particular de los estados Táchira y Mérida, en cultivos de cebolla, pimentón, lechuga y tomate.
Las líneas de investigación tanto en el laboratorio como en su tesis doctoral se orientan hacia la ecofisiología de cultivos, donde se estudia la respuesta de las plantas ante el estrés ambiental. Específicamente en su tesis doctoral trabaja acerca de cómo afecta al cultivo de cebolla el estrés hídrico y si estos microorganismos son capaces de mitigar los efectos negativos sobre el producto, con menores dosis de fertilizantes.
Estos beneficios no aplican solo a una semi área de la región andina, sino que pueden proyectarse en todo el contexto nacional en suelos con características similares y determinados cultivos.
A su juicio aquí radica uno de los más valiosos aportes de la academia a la comunidad, de realizar investigaciones serias que ofrezcan soluciones.
Actualmente, se encuentra en la apertura de una línea de investigación relacionada con indicadores de calidad y salud del suelo, a través de la actividad biológica y enzimática de los microorganismos.
Mención Investigador Novel
El reconocimiento a la profesora Blanco fue otorgado después de una estricta evaluación por parte de un grupo de expertos que conformaron el jurado, y donde participaron representantes de las diferentes universidades del país.
El premio consistió en una estatuilla, un certificado, una comunicación oficial por parte del Ministro, un obsequio, un aporte en metálico, así como la posibilidad de solicitar la aprobación de nuevos proyectos de investigación.
Su gusto por la investigación se la atribuye en gran parte a sus genes, pues su padre es el destacado entomólogo tachirense y especialista mundial con más de 40 años de actividad científica, Joffre Blanco. “Y uno tiene esa semillita de que le gustan los fenómenos naturales, cómo se desarrollan los organismos vivos, sus procesos y funcionamiento”, dijo.
Abrió un espacio para agradecer a sus tutores, quienes la guiaron y le brindaron un gran apoyo, así como el respaldo de su familia.
La impulsa además su motivación por demostrar que en las universidades se hace investigación de calidad, es necesario que se les tome en cuenta para poder dar a conocer ese conocimiento a quienes pueden aprovecharlo al ponerlo en práctica.
Aún cuando en estas circunstancias es complicado trabajar por las carencias, considera que es fundamental hacerlo con lo que se cuenta y ser creativo, pero nunca detenerse.
Su mensaje para los jóvenes investigadores: “Amar lo que se hace, ser constante y perseverante. Así se consiguen las metas trazadas en la vida. Pensar que vendrán tiempos mejores con oportunidades y seguir la batalla aquí en Venezuela”.