Belo Horizonte, Brasil .AFP | Incansable, Óscar Washington Tabárez comienza en la Copa América de Brasil-2019 una nueva aventura como seleccionador de Uruguay, con ganas de seguir dando lecciones.
Hace tiempo se volvió costumbre verle sobre la raya de cal apoyado en muletas debido a sus crecientes problemas de salud, pero ‘El Maestro’ Tabárez, de 72 años, no está dispuesto a poner fin a sus cátedras en las canchas de fútbol. Aunque su cuerpo falla, su mente sigue tan lúcida como siempre.
Y, con las ideas claras, asume Brasil-2019 como punto de partida para su cuarto ciclo mundialista consecutivo.
«Vamos a seguir jugando a nada», ironizó hace unas semanas Tabárez, al ratificar su apuesta por la solidez de una defensa que lidera Diego Godín y por rápidas transiciones ofensivas buscando la efectividad de los letales Luis Suárez y Edinson Cavani, sin dejar de buscar fórmulas para aprovechar a una talentosa generación de mediocampistas jóvenes como Rodrigo Bentancur o Federico Valverde.
Tal vez sus equipos no sean los más vistosos, pero no puede negarse su eficacia. «Parece que cuando un equipo se defiende hay que ir confesarse», continuó Tabárez con su habitual tono de voz, sereno y a la vez tajante.
Desde que el montevideano tomó las riendas en 2006, Uruguay ha estado en tres ediciones de la Copa del Mundo, Sudáfrica-2010, Brasil-2014 y Rusia-2018, y la mira está puesta sobre una cuarta: Catar-2022.
Había dirigido previamente al seleccionado celeste en Italia-1990, en una primera etapa al frente del equipo entre 1988 y 1990.
Tabárez roza los 200 partidos comandando a una única selección, un récord, después de renovar contrato por cuatro años más en septiembre de 2018.
Muy atrás quedó la vieja marca de 167 compromisos de Sepp Herberger al mando de Alemania, con el campeonato mundial de 1954 como gran hazaña; así como los 160 encuentros de Morten Olsen con Dinamarca y los 155 de Hugo Meisl con Austria.
«Es un maestro de la vida. Habla poco, pero lo que dice tiene peso», ha dicho Cavani sobre Tabárez.
– Cuestión de historia –
Tabárez combate contra las secuelas del síndrome de Guillain-Barré, trastorno degenerativo que afecta el sistema nervioso y la movilidad.
A su deteriorada salud se sumó la necesidad de pasar por quirófano, en febrero pasado, para operarse por una hernia umbilical.
La intervención llegó a poner en duda su capacidad para dirigir el camino hacia la Copa América, pero pudo más el deseo del viejo maestro de escuela de mantenerse en vigencia. Tardó apenas unos días para retomar el trabajo.
El objetivo es ambicioso: volver a poner a los suyos en lo más alto en la competición favorita de Uruguay.
No hay país con mejor palmarés en la cita continental, quince veces campeón, con los títulos de 1915, 1916, 1917, 1920, 1923, 1924, 1926, 1935, 1942, 1956, 1959, 1967, 1983, 1987, 1995 y 2011, el último de estos trofeos alzado con Tabárez como director técnico. Argentina le escolta con catorce.
«La Copa América tiene que ver con la historia del fútbol uruguayo, lo sabemos» y «hay que hacer las cosas que nos pueden llevar a ganar», apuntó Tabárez durante la fase de preparación.
La selección uruguaya, encuadrada en el Grupo C, debutará el domingo frente a Ecuador. Japón y Chile serán sus siguientes rivales en busca de la clasificación a cuartos de final.