Sucesos
Confirma ADN que restos hallados en fosa pertenecen a los dos policías
1 de octubre de 2019
Tras tres años de haber desaparecido misteriosamente en San Antonio del Táchira, en enero de 2016, la experticia forense y las pruebas de ADN confirmaron que los restos humanos hallados en una fosa común en la frontera pertenecen a los policías tachirenses, Wilmer Jair Cáceres Salamanca, de la PNB, y Kevin José Rodríguez Botello, de Politáchira.
Esa fosa común, en la que además yacían las osamentas de otros dos hombres, fue localizada hace más de 18 meses en territorio colombiano. Una tercera víctima, confirmada con el mismo método aplicado a los dos oficiales, sería otro joven venezolano que vivía en el barrio Pinto Salinas, en San Antonio del Táchira, desaparecido también en ese primer trimestre de 2016 y de quien, lamentablemente, no se logró conocer la identidad.
En la cuarta víctima de ese hallazgo, las autoridades colombianas continúan realizando análisis forenses y antropológicos, pues aun cuando presumen que se trata del sargento supervisor de la GNB José Germán Buitrago Castellanos, de 49 años, comandante del aeropuerto de Paramillo, desaparecido en marzo de 2016, los resultados no han sido concluyentes.
Con respecto a los oficiales Cáceres y Rodríguez, reveló una fuente vinculada a la investigación que sus restos fueron repatriados el viernes, cuando una funeraria venezolana recibió sus respectivos “resteros”, en el puente internacional Simón Bolívar.
Dos cajas medianas de manera, con la identificación y foto de cada uno de ellos, fue lo único que pudieron recuperar sus seres queridos, las dos familias que tras el velorio, este mismo fin de semana, les dieron cristiana sepultura en tierra venezolana.
Sobre la autoría de los cuatro crímenes todavía se encuentran trabajando las autoridades neogranadinas, pero sostienen que fueron perpetrados por delincuentes irregulares que operan en la frontera, aun cuando sienten que, al menos con la identificación de los dos jóvenes policías, ayudaron en dar un cierre y brindaron un poco de paz a sus dolidos parientes, que por más de tres años vivieron en angustia e incertidumbre por desconocer qué les había pasado.
Se los “tragó” la tierra
Para recordar, Cáceres Salamanca, de 27 años, y Rodríguez Botello, de 23 años quienes eran amigos, desaparecieron la noche del 25 de enero de 2016, cuando ambos se reunieron para salir a divertirse. A partir de esa noche, “se los tragó la tierra”.
Cáceres Salamanca estaba adscrito al Servicio de Garantías y Derechos del Detenido, es decir, estaba destacado en los calabozos de la PNB, en su sede central en la avenida Marginal del Torbes; mientras que Rodríguez Botello estuvo adscrito a la coordinación policial de Ureña, aunque para esa fecha prestaba servicio en el complejo ferial de Pueblo Nuevo, en ocasión de la Fiss-2016. Ese día, ambos estaban francos de servicio.
Ese 25 de enero, cada uno iba en su motocicleta particular, las cuales también desaparecieron.
Miriam Bustos