Regional
Denuncian vecinos de Pirineos y Quinimarí desórdenes en un local privado de la zona
10 de octubre de 2019
A través de un comunicado emanado del Consejo Comunal Urbanización Pirineos, sector El Tamá, habitantes de los urbanismos radicados en la parte alta de la ciudad de San Cristóbal, en especial de los sectores de Pirineos y Quinimarí, realizaron una serie de denuncias contra un local comercial ubicado en una parte de lo que era un parque de la zona.
En ese sentido, los denunciantes destacaron varias anomalías que se presentan en el referido local, el cual -dicen- está abierto las 24 horas del día y supuestamente dedicado a la gastronomía, alegando que esto va en contra de las leyes y que todo esto ocurre amparado por las principales autoridades civiles de la región.
Indicaron que la zona es una “área verde, producto del desarrollo urbanístico construido hace más de 40 años”, y que posteriormente se erigieron algunos edificios para convertirla en zona residencial. Aseguraron que al principio era un proyecto privado, pero luego el espacio fue cedido a la alcaldía del municipio San Cristóbal, para su administración y cuidado.
Contrato vencido
El consejo comunal, mediante un documento que ha hecho llegar a los órganos competentes y a los medios de comunicación social, dice tener conocimiento que el contrato del lugar fue levantado en el “gobierno de Patricia de Ceballos”, y que el mismo era “por un año y sin tácita reconducción, y vencido en fecha 8 de diciembre de 2018”.
Informaron que los propietarios del comercio emprendieron una serie de reformas a la estructura que había en el parque y que abrieron el lugar “sin ningún permiso municipal”, pues comentaron incluso que comenzó laborando con el contrato vencido.
Añaden, en el comunicado, que los trabajos de remodelación arrancaron en el primer trimestre del presente año, “y fue inaugurado en el mes de junio, en ocasión del torneo de fútbol Copa América-2019”.
Supuestas irregularidades
Aseguran que el local comercial privado viola varias normas referidas a la realización de actividades económicas y las ordenanzas de convivencia ciudadana.
“Se ha convertido en un gran problema para los residentes de esta zona urbanística, ya que este puesto de comida rápida se convirtió en un restaurante con venta de bebidas alcohólicas, situación que está expresamente prohibida por las leyes y ordenanzas, respecto al uso de las áreas verdes, zonas recreativas, canchas deportivas, plazas”.
Advierten que el local está destinado, “según dicho contrato”, a la venta de alimentos y bebidas, y que ahora funciona como una “sala de fiesta privada”, recalcando que va en contra de la ordenanza municipal relativa a ruidos molestos.
Otro aspecto negativo, según expresan, es que su servicio nocturno “atrae clientes” que producen ruidos con sus vehículos y sus conversaciones en un alto tono de voz, aseverando que incluso han hecho detonaciones de “armas de fuego”. (FH)