Alentado por la situación de Bolivia, donde Evo Morales renunció por la presión popular y la intervención de los militares, el líder opositor venezolano Juan Guaidó intentará este sábado encender nuevamente la chispa de las protestas contra el presidente Nicolás Maduro.
Guaidó convocó movilizaciones, pero la acogida que pueda tener es incierta tras seis meses sin reeditar las masivas manifestaciones que acompañaron su autoproclamación como presidente encargado de Venezuela en enero pasado.
Una encuesta de la firma Datanálisis, realizada del 18 al 25 de octubre, señala que 32 % de los consultados está dispuesto a protestar para apoyar al jefe del Parlamento, único poder que controla la oposición.
Validado por medio centenar de países encabezados por Estados Unidos, Guaidó dijo sentir un «fresquito de libertad» tras la salida de Morales acosado por denuncias de fraude en los comicios que le dieron un cuarto mandato el 20 de octubre.
Y plantea un paralelo entre la crisis boliviana y la demanda opositora de que Maduro «cese la usurpación» y se realicen nuevas votaciones, pues denuncia que su reelección en 2018 fue «fraudulenta».
«La solución (…) pasa porque todos ejerzamos con fuerza nuestro derecho en la calle», repite el ingeniero de 36 años, cuya última gran movilización se remonta al 1 de mayo, un día después de un fallido levantamiento militar contra Maduro.
Hasta ahora, anunciaron su participación gremios de trabajadores, castigados por la peor crisis en la historia reciente del país petrolero, donde el ingreso mínimo (10,7 dólares) apenas alcanza para cuatro kilos de carne, por una inflación que cerrará este año en 200.000 % según el FMI.
«Estamos dormidos. Fíjate lo que pasó en Bolivia. Nosotros lo tenemos que hacer también», comentó a AFP Zoraida Rodríguez, una administradora de 69 años.
«¡No se equivoquen!»
Maduro también llamó a sus partidarios a movilizarse el sábado y advirtió a la oposición que no tolerará que intente emular el «golpe de Estado» que sufrió su aliado Morales con complicidad de Washington.
«No se equivoquen, no saquen cálculos falsos con nosotros (…). El que se ‘coma la luz’, va preso», amenazó el exchofer de 56 años, que ha enfrentado oleadas de protestas con saldo de unos 200 muertos desde 2014.
Guaidó, reconocido por el gobierno interino de Bolivia, aspira a que la presión en las calles se mantenga hasta deponer al chavismo, con 20 años en el poder y, según la empresa Delphos, 25 % de apoyo.
«Si nosotros no vamos a tener Navidad, que ellos tampoco la tengan», dijo.
Ante ese anuncio, en un plan de «seguridad» navideño, Maduro ordenó el despliegue de la Milicia, cuerpo integrado por 3,2 millones de civiles anexado a la Fuerza Armada.
«Hay que apoyar a Evo. Si hay chance, paso un ratico por la marcha. La situación está difícil para escaparse del trabajo. Prefiero la chamba (empleo)», confió Manuel Montilla, vendedor de hierbas de 41 años.
Aferrado al poder con apoyo de los militares, Cuba, Rusia y China, Maduro achaca la crisis a las sanciones de Donald Trump, que incluyen un embargo petrolero.
Trump advirtió que el estallido en Bolivia enviaba una fuerte señal a los «regímenes» de Maduro y del nicaragüense Daniel Ortega.
– Días clave –
Para el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, el caso boliviano «estimula» a la oposición venezolana, con la «esperanza agotada». «Es un condimento. La carne tienen que buscarla adentro».
Sin embargo, el apoyo a Guaidó ha decaído, al punto que 38 % de los opositores desea que surja otro líder, según Delphos.
Al dirigente le esperan días clave, como el 5 de enero, cuando finalizará su período al frente del Legislativo, cargo desde el cual reclamó la presidencia interina.
Aunque la mayoría de la coalición apoya su continuidad, un acuerdo previo establece que la presidencia rotativa corresponde a los partidos minoritarios, unos críticos de Guaidó y otros en negociaciones con el Gobierno.
La pugna por el poder pareció estancarse en septiembre tras fracasar un diálogo entre delegados de Maduro y Guaidó con mediación de Noruega
No obstante, el oficialismo y la oposición acordaron iniciar un proceso legislativo para renovar el poder Electoral, pero con horizontes distintos: Guaidó buscando presidenciales y Maduro parlamentarias en 2020.