“Cada observador ve una obra de manera distinta, dejando volar la imaginación; a través de mi obra pueden llegar a conocerme y comprender mi arte”
Norma Pérez
Cuando se encuentra frente a un lienzo en blanco, regresan a la memoria de Viviana Gandica, aquellos momentos cuando su tía Idda guiaba su mano de niña para enseñarle los primeros trazos. Allí descubrió lo que quería ser.
Esta sancristobalense, con raíces arraigadas en la Atenas del Táchira, creció entre pintores, poetas y músicos. Con ellos aprendió a amar la creación del ser humano y a adentrarse en la riqueza de este contexto creativo.
“Desde niña siempre me incliné por las manualidades; mi padre, Roberto, era un gran guitarrista, mi tía Idda Gandica de Angelucci, poeta y pintora. Ella me enseñó desde pequeña a dar mis primeras pinceladas; tres de mis tíos pintaban precioso. Esa influencia me llevó a tomar este camino del arte, siempre rodeada de músicos, escritores y amantes de la pintura”.
Por el lado de su mamá Ángela, también se encuentran personajes destacados. Su abuelo fue el escritor y docente Gustavo Nieto; con su nombre bautizaron la biblioteca de la Escuela técnica de comercio Alberto Adriani. “Ellos siempre fueron guía en mi sentir”.
Con 27 años de trayectoria artística, el trabajo pictórico de Viviana Gandica Nieto es reconocido en otras latitudes, donde se empeña en llevar el color del trópico y el verdor de las montañas.
“Siempre tengo invitaciones para exponer y poder mostrar con gran alegría los colores tropicales que llaman la atención. Mi obra tiene sus bases en el sentir de mis emociones, me permite crear con libertad las formas y establecer una conexión con mi ser interior”.
El recorrido
En 1993 tuvo la oportunidad de representar a Venezuela en una exposición organizada por la embajada de España. Su pintura, Ventanas de mi tierra, despertó gran admiración y a partir de ahí comenzó a recibir invitaciones para participar en exhibiciones colectivas tanto en el contexto nacional como internacional.
“En mis comienzos me inclinaba hacia aspectos relacionados con mi tierra: mujeres con tinajas, calas, flores; pero, a medida que pasaban los años mi apego, cada día más fuerte por mi país, me llevó a representar a la mujer con valor y mostrar de dónde viene nuestra raza; ese mestizaje hermoso que todas llevamos, mis vivencias personales donde la fortaleza de la mujer proviene de nuestros ancestros”.
En su trabajo, se aprecian técnicas mixtas, acrílicos, óleos y texturas. Confiesa que su gran pasión es el óleo, pues le permite lograr acabados delicados y de mucho colorido, con transparencias y efectos.
Considera fundamental conocer de cerca vida y obra de los grandes artistas; por ello dedica una parte importante de su tiempo a hacerlo: “Salvador Dalí, Diego Rivera, Monet, Van Gogh. De nuestro amado país, Arturo Michelena, Armando Reverón, Carlos Cruz Diez y Federico Brandon. Sigo las tendencias, lo innovador”.
Una de sus pinturas le mueve sentimientos profundos por su contenido social. Se trata de Entropía, la cual presentó durante un homenaje que le hizo la Dirección de Cultura del estado Táchira en el año 2018.
“Entropía es mi obra emblemática, sentida, con un gran proceso interno. Está inspirada en el dolor de miles de nuestros hermanos venezolanos, la emigración, el derroche petrolero, los apagones, un país noble con una acentuada influencia religiosa, la pérdida de nuestros hijos en manifestaciones, la tristeza de muchas madres, la miseria. Todo está representado ahí; me robó unas cuantas lágrimas”.
Otra de sus facetas es enseñar. Para ella, transmitir sus conocimientos la complementa como artista y ser humano. Así, como todos los días se dedica a pintar, también imparte talleres de arte para niños y adultos. Una tarea generosa que la llena de plenitud.
A casi tres décadas de haber comenzado a incursionar en la pintura, percibe sus cuadros como un espacio sin límites, donde no se está forzada a representar algo que ya existe.
“Cada observador ve una obra de manera distinta, dejando volar la imaginación; con mi obra pueden llegar a conocerme, comprenderme y comprender mi arte”.
Sin el que el no concibe su cotidianidad, porque desde siempre es parte vital y prioritaria.
“El arte es vida, cultura, enseñanza, es la influencia por la profundidad y calidez de los pueblos, nos permite canalizar nuestra visión humanitaria asumiendo una actitud basada en la consideración del bienestar de los demás y que, al mismo tiempo, sea concreta y positiva. Es mi vida, mi refugio; mantenerme creando e imaginar me llena de vigor; espero seguir haciéndolo hasta que Dios me lo permita y poder dejar un legado de mi afecto por mi amada tierra tachirense”.
Su universo creativo es testimonio de su esencia y de aquella herencia de músicos, poetas y pintores. Viviana Mireya Gandica Nieto. Existir y sentir en un infinito multicolor.