Deportes

En medio del cilantro, el ajo y la panela

21 de octubre de 2024

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“Al principio siempre me ganaban, pero empecé a estudiar, a prepararme y ahora también tengo mis victorias”

Norma Pérez

—Cuando estoy frente al tablero me concentro en jugadas, movimientos. Muevo piezas en la mente, analizo. De repente, llegan los clientes y me hablan, me sacan de centro y pierdo el hilo de todo el análisis que he hecho. Pero aquí hay que acostumbrarse— así describe Víctor Ferreira su experiencia.

Este rubiense atiende una venta de especies en el mercado municipal de la Ciudad Pontálida. Ubicada en una esquina, frente a la calle, forma parte del bullicioso conglomerado comercial. A su lado, sus vecinos pregonan el fragante cilantro, la panela, las frutas y las verduras. Sus voces se confunden con las de los ambulantes, quienes a gritos ofrecen una variedad de productos.

Por una razón muy particular, su puesto se distingue de los demás y atrae las miradas de los transeúntes. En un pequeño espacio, sobre una mesa, hay un tablero de ajedrez, que generalmente está ocupado por un par de jugadores.

Ambos, ajenos a lo que acontece a su alrededor, se sumergen en sus pensamientos para obtener el triunfo. No importa el lugar, el ruido ni las interrupciones. Lo importante es competir.

La historia de Víctor Ferreira en el ajedrez comenzó hace cinco años. Su mamá le enseñó a mover las piezas y de ahí le tomó el gusto a este juego.

Un tío le regaló un tablero elaborado en cartulina y forrado en plástico transparente, que por gusto empezó a llevar a su puesto de trabajo en la plaza del mercado. “Lo puse en una mesa y así empezaron a llegar personas que querían jugar conmigo. Así comenzó todo”.

Ahora, es cotidiano verlo enfrentándose a niños y adultos; con algún espectador improvisado, que se detiene a mirar, mientras en su mano sostiene los paquetes de ajo a la espera de compradores. También, los que aguardan el turno para probar su habilidad en el deporte ciencia.

“Al principio siempre me ganaban, pero empecé a estudiar, a prepararme y ahora también tengo mis victorias. No sabía que aquí había tan buenos jugadores como Lorenzo Cárdenas, que fue campeón estadal, Carlos Pineda, Ricardo Ferreira, Pedro Rodríguez, Santiago Ortega, Yosber y Jaden Ferreira”.

Su interés creció, así que compró libros, buscó videos, descargó ejercicios y practica con sus hijos, dos varones y una niña que ya siguen los pasos de su padre: Ricardo, Jaden y Valentina.

Su hijo mayor ya ha participado en competencias, pero hacen falta los recursos para que pueda asistir a torneos estadales y nacionales.

Dice que lo más complicado es lograr una concentración total, pues los clientes lo interrumpen para que les venda su mercancía. Aun así, logra continuar y hasta derrotar a sus competidores.

Sonriente y feliz, comparte las horas de trabajo con esta afición. A diario llegan hasta su puesto, los retadores. Algunos novatos, otros experimentados. A todos los atiende por igual.

Cede la única silla a su contrincante, Santiago Ortega. De pie, frente al deteriorado tablero comienza la partida. A Víctor no le hace falta el silencio.