Deportes
HISTORIAS | Pedro Mora: «Siempre tengo presente mi infancia y mis recuerdos de Pregonero»
2 de junio de 2020
Lejos de reprocharse nada, el exciclista Pedro Mora ve con felicidad los momentos de su vida: aquellos que pasó a bordo de una bicicleta y los que le fueron quedando gracias a su familia y amigos
Leoner Hernández
A sus 58 años, Pedro Mora aún sigue sintiendo pasión por las bicicletas. La que en 1992 dejó de ser su instrumento de trabajo, todavía le sigue dando ratos de distracción. El exciclista, nativo de Pregonero, valora su carrera como un camino lleno de brega, entrenamiento, momentos dulces y algunas caídas, unas más metafóricas que otras.
Desde pequeño, Mora siempre estuvo pendiente del ciclismo regional. A los 14 años de edad comenzó a oír la Vuelta al Táchira por la radio y aprendió los nombres de Nicolás Reidtler y Fernando Fontes, ambos rostros conocidos por estos lados. Luego, en equipos como Lotería del Táchira, Cadafe o la Gobernación del Táchira, le permitieron codearse con grandes competidores y, aunque no obtuvo títulos de carreras de ruta, logró victorias individuales.
En Pregonero fue tomando cada vez más gusto por la disciplina. Eso lo demostró en un clásico al que asistió Rafael Caldera en plena campaña. Fue una buena forma de arrancar. «Empecé a entrenar y a agarrar afición por el ciclismo. En una ocasión, en una campaña de Caldera, él fue a Pregonero a un Clásico y yo corrí». Mora ganó.
A partir de allí tomó la decisión de mudarse a San Cristóbal. Corrió mucho tiempo en la pista, en el velódromo y pulió su técnica en bicicleta. «Disputé algunas carreras en ruta hasta que participé en la Vuelta a la Juventud, a los 19 años, con un equipo que se llamaba ‘Quita problemas’, pero en la primera etapa se me accidentó la bicicleta».
Su familia le ayudó a pedalear por primera vez. Su papá era reacio al ciclismo, pero después él mismo le apoyó en sus inicios. Con una cosecha de café pudo comprarle una bicicleta y así Mora se dio cuenta de su respaldo. «Nosotros llevábamos café de Pregonero a Seboruco para vender allá y, en uno de esos viajes, él pudo comprarme una bicicleta. Así empezó mi carrera».
Los antecedentes de Mora se remontan a 1979 cuando compitió en el III Campeonato Panamericano de Ciclismo Juvenil. A partir de entonces, su nombre apareció en 11 Vueltas al Táchira, 8 Vueltas a Venezuela, una Vuelta a Oriente y participaciones en carreras en Aragua, Lara, Zulia y Portuguesa.
Mora también compitió en carreras internacionales como el Campeonato Panamericano de Pista y Ruta (Colombia, 1979), dos Clásicos RCN (1988 y 1989), así como una Vuelta a Colombia (1989) y una Vuelta a Bucaramanga (1990).
En su hogar, el exciclista tiene una pared forrada con placas de reconocimientos. La mayoría de ellas son de Pregonero, la tierra que también lo vio nacer deportivamente. Aunque ya no vive allí, tiene mucho que agradecerle a la capital del municipio Uribante. Siente que si no fuera por su familia, amigos y momentos de felicidad, no habría llegado tan lejos.
También en Pregonero nació el recuerdo más memorable de su vida como ciclista. Se corría la quinta etapa de la XXII Edición de la Vuelta al Táchira, cuando la gente de Siberia esperaba por un ganador. Ese día, la competencia arrancaría en Santa Bárbara de Barinas y Mora llevaría la camiseta del equipo Cadafe, una de las tantas a las que representó por más de 10 años. También en Uribante, en Siberia, habitan muchas personas allegadas a Mora, lo que sumado al conocimiento que tenía de la etapa, le motivó a estar en lo más alto.
Para él fue muy importante y maravilloso ganar con su gente. “Me alzaron en hombros y me llevaron como los toreros. En la noche hicimos un agasajo y disfrutamos mucho. Fue un día muy especial», recuerda con nostalgia.
Esa no fue la única presea dorada que se colgó. Antes lo había conseguido en la XIX edición de la Vuelta, además de las que obtuvo en la Competición Estadal de Persecución Individual, en 1979, y la Nacional de Persecución por Equipos, en 1982. «Extraño mucho esos momentos, pero ahora tengo mi familia aquí. Aunque, claro, siempre tengo presente mi infancia, mi carrera y mis recuerdos de allá».
Su retiro llegó en 1992, cuando tuvo un accidente durante su preparación para la XXVII Vuelta al Táchira. Había tenido buen entrenamiento, haciendo recorridos desde San Cristóbal hasta Pregonero, pasando por La Fría y La Grita, para retornar de nuevo a la capital tachirense. Aquella competición iniciaría el 8 de enero y Mora, que había ido a Pregonero a pasar las fiestas navideñas en su casa, salió a entrenar el primer día del nuevo año.
Al regreso de su recorrido, un chofer ebrio de un camión 350 le quitó la vía en una curva, lo que provocó que Mora se estrellara de frente con él. El resultado: fractura en una mano, del codo y su bicicleta destrozada. Aun así pudo empezar el certamen, pero no terminarlo. «Ese accidente hizo que perdiera toda la preparación. Me sentí decepcionado, no volví a correr».
Pero esa no fue una derrota, al contrario. Ahora Mora vive la disciplina desde otro ángulo, el del amante a los deportes que sale de vez en cuando en bicicleta para hacer ejercicio, distraerse y volver. Al regreso lo espera su familia, la que siempre lo ha apoyado.