Bogotá, Colombia .AFP.
Hace doce años voló por primera vez en unos Juegos Panamericanos y se fue en blanco. Tras reinventarse desde la fallida experiencia, la colombiana Caterine Ibargüen se despedirá en Lima de las justas continentales como leyenda viva del atletismo mundial.
Aquel tropiezo en las pistas de Río de Janeiro, que la dejó sin cupo para los Olímpicos de Pekín-2008, le hizo considerar su retiro del atletismo.
Abandonó Colombia para radicarse en Puerto Rico y allí cambió el salto alto por el triple, la disciplina que la arropó de gloria: plata en los Juegos Olímpicos de Londres-2012, oro en Río-2016 y los títulos mundiales de Moscú-2013 y Pekín-2015.
La superación, entonces, se convirtió en el leitmotiv de la carrera deportiva de esta saltadora carismática y de sonrisa amplia, cuyo retiro está a la vuelta de la esquina.
En la que será su cuarta y última participación en los Panamericanos, Ibargüen apunta a ampliar su abultado palmarés en la competición regional, tras los oros alzados en Guadalajara-2011 y Toronto-2015.
Será, además, su adiós a las competiciones americanas antes de participar en los Olímpicos de Tokio-2020, donde ha dicho que caerán las bambalinas de su exitoso recorrido como atleta.
– Sin complejos –
Ibargüen nació en el municipio de Apartadó, en la convulsionada y empobrecida región del Urabá (noroeste), tristemente célebre por la inclemencia del conflicto armado que azota a Colombia hace más de medio siglo.
La carrera deportiva de Ibargüen, graduada en enfermería en Puerto Rico, empezó en el voleibol. Un profesor de su colegio vio en sus largas piernas un potencial en las pistas, donde se quedó para siempre.
Con apenas 13 años se trasladó a Medellín en busca de mejores oportunidades. Allí comenzó a prepararse en el salto alto, que después abandonaría.
Aunque no reniega de sus orígenes, en reiteradas ocasiones ha mostrado su malestar con que se le llame la “pobrecita” que venció a la precariedad y la violencia.
– Un duelo más-
Aunque los pergaminos están de su lado, la consagración en Lima promete ser más dura que en ediciones anteriores. La amenaza para alcanzar su tercer oro panamericano tiene nombre propio: Yulimar Rojas, quien es doce años menor que la cafetera.
La venezolana le arrebató el campeonato mundial por apenas dos centímetros en Londres 2017 y comparte, junto a Ibargüen, la lista de 25 mujeres que han superado la marca de los 15 metros en salto triple.
Además de vencer a Rojas, Ibargüen cuenta con una motivación adicional, la de cumplir su único sueño deportivo pendiente: “Ser la mujer que más ha saltado en la historia”.
Diecinueve centímetros separan a la colombiana del récord mundial en salto triple que ostenta la ucraniana Inessa Kravets, quien marcó 15,50 metros en los juegos mundiales de Gotemburgo (Suecia), en 1995. Ese salto lo he visto “más de cien” veces, reconoce la colombiana.
Los expertos ponen en duda que pueda lograrlo. “Lo sigo buscando porque sé que es posible”, les contestó sonriendo. Todos saben qué significa cuando Caterine muestra sus dientes de perla.