Jonathan Maldonado
Liliana Gómez lleva tres años dedicada al mundo del reciclaje
«Potes desechables de refresco, agua o mantequilla», es el grito de sobrevivencia de Liliana Gómez, de 57 años, quien desde hace tres años se dedica al reciclaje de plástico.
Su grito es escuchado en la mayoría de barrios del municipio Bolívar, donde hace sus recorridos en busca del producto que le permita obtener el sustento para ella y sus nietas.
Ya cuando tiene acumulados siete costales, llenos de botellas de plástico, la ciudadana se dirige a las trochas para cruzar a Colombia, donde vende el material recogido durante días.
«Suelo usar Las Pampas o La Platanera. Me suelen dar 15 mil pesos por los siete costales», resaltó Gómez, al tiempo que indicó que demora más de una semana en recolectar esa cantidad.
«En la mayoría de barrios la gente me colabora. Con lo que me gano compro arroz, harina y otros productos», detalló mientras visitaba el barrio Rafael Urdaneta, en San Antonio del Táchira.
En algunas ocasiones, cuando su nieta no está estudiando, le pide que la acompañe al recorrido. «Mi hija se fue para Ecuador y no he vuelto a saber nada de ella», aseguró para luego dejar claro que invierte cuatro horas al días al reciclaje.
Liliana Gómez aseguró que mientras Dios le dé vida y salud, seguirá en un trabajo que requiere de bastante vitalidad y esfuerzo, debido a los largos trayectos que debe caminar.