En recorrido por 18 cuadras del casco central del municipio Bolívar, se contabilizaron 80 comercios abiertos
El dato…
De acuerdo con cifras de la Cámara de Comercio de la localidad, más del 80 % del comercio sigue paralizado
Jonathan Maldonado
En el centro de San Antonio del Táchira, la desolación es la imagen que aún reina a más de ocho meses de la reapertura progresiva de la frontera entre Táchira y Norte de Santander, y tras más de siete años de cierre.
En un recorrido realizado por el equipo reporteril de Diario La Nación por las 18 cuadras más populares del casco central de la Villa Heroica, se contabilizaron más de 180 locales cerrados, frente a 80 abiertos con ofertas de productos que larga data.
Por cada cuadra visitada, hay un aproximado de ocho locales cerrados frente a dos o tres abiertos. En ciertas santamarías, se leen avisos con la frase «Se alquila». Ese letrero es cambiado constantemente, pues suele deteriorarse por el tiempo que pasa sin que alguien llame a preguntar el precio del alquiler.
La mayoría de las fachadas lucen desvencijadas, ya que muchos de sus propietarios han tomado otras rutas y ya se han establecido en otros países. De acuerdo con cifras de la Cámara de Comercio de la localidad, más del 80 % del comercio sigue paralizado.
Isabel Castillo, presidenta de la Cámara de Comercio en San Antonio, ha enfatizado en la necesidad del financiamiento para que el empresario pueda adquirir la materia prima y renovar sus inventarios. Otros puntos esbozados son la exoneración de impuestos y que no se le exija al comerciante la máquina fiscal, cuyo valor sobrepasa los 1.000 dólares.
Le percepción de los pocos comerciantes que han sobrevivido en frontera es desalentadora. Recalcan que la reapertura de los puentes no ha traído beneficios al eje San Antonio del Táchira – Ureña, ya que el visitante prefiere ir a Cúcuta por la gran variedad de productos y ofertas.
La preocupación se centra en que los municipios Bolívar y Pedro María Ureña se conviertan solo en una zona de paso, donde la gente no vea hacia las vitrinas que aún exhiben sus productos: «Ya estamos en ese punto y es muy triste».