Frontera

Más de 300 mil tabacos a la semana producen fábricas líderes en la frontera

3 de junio de 2023

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Este es el sector menos deprimido en la zona

EL DATO

Muchos de estos empresarios han abierto puertas en Colombia, sin abandonar su cuna de trabajo, Venezuela

Jonathan Maldonado

Gonzalo Jaimes lleva más de 40 años dedicado a la fabricación artesanal del tabaco. Su empresa, como muchas otras, está ubicada en el barrio Pinto Salinas, corazón de un sector que se resiste a los golpes provocados por el cierre de frontera.

Quizás es el nicho con el menor impacto negativo por los más de siete años que duró la frontera bloqueada. La producción bajó, pero no al ritmo de otros sectores como el marroquinero, textil y calzado, que han estado al punto de extinguirse por la falta de oportunidades y financiamientos.

Jaimes, a la semana, está produciendo cerca de 300 mil tabacos. Lo dice con orgullo, pues consigue emplear, de forma directa e indirecta, a más de 200 personas, que se traducen en más de 200 familias beneficiadas.

«Vamos bien. Cuando se trabaja con cariño, con amor al arte, las cosas funcionan -remarcó el dueño de la fábrica de tabacos Gato Negro-. Este es un trabajo artesanal y genera mucha mano de obra».

Nombró a los “fabriquines”, que hacen el trabajo desde sus casas. También están los “torcedores”, los empaquetadores, los “anilladores”, los “rezagadores”, entre otros.

Todos, de acuerdo con Jaimes, cumplen una función esencial en la fabricación artesanal del producto: «La materia prima, en su mayoría, proviene de Colombia. Allá se consigue una variedad del tabaco que permite hacer las mezclas para lograr el producto deseado, de mejor calidad».

Rememoró la época en la que ellos mismos producían la materia prima, hacia El Piñal, pero la condición país hizo que la mano de obra fuera abandonando la tierra, la cual sigue igual de fértil, solo a la espera de reactivar lo que antes era rentable.

Aunque la producción no llega al millón que conseguía a la semana, antes de agosto de 2015, sí le permite tener una empresa activa, con un buen número de trabajadores que ganan en pesos. «Al mes, mis empleados están ganando entre 1.200.000 a 1.500.000 pesos», aseveró.

Gonzalo Jaimes ve con beneplácito que, en la actualidad, no sufran por el flagelo de la extorsión, el cual era recurrente años atrás y los estaba asfixiando económicamente. «No era viable trabajar bajo esas condiciones», indicó.

Otras 20 empresas

Jaimes estima que otras 20 empresas continúan operativas en la zona y, en especial, en el barrio referido, cuna del tabaco. «No me atrevería a decir que están produciendo la misma cantidad mía. Podría ser más o menos», añadió.

Los clientes del empresario se mantienen fieles hacia los llanos, en Puerto Ayacucho, en Ciudad Bolívar, en Maturín, en Caracas y en Maracay. «Los he cultivado a lo largo de tantos años. El tabaco, pese a todo, se sigue vendiendo», sentenció.

«Estamos acondicionando herramientas, maquinaria, para ver si sacamos un tabaco con sello exportable. El tabaco tiene muchas formas de trabajarlo, pero siempre artesanal», soltó, con la experiencia que le confiere los más ocho lustros invertidos en el nicho.

Gonzalo Jaimes no ha perdido su mística, la tiene intacta. Cree que es parte del éxito como empresario, además de la pasión que le pone a diario. «A veces, mis hijos y los empleados me dicen que soy cansón, pero ese es el deber ser, supervisar lo que se hace, siempre buscando la calidad», subrayó a modo de colofón.