El puente internacional Simón Bolívar une al corregimiento colombiano con la ciudad de San Antonio
Jonathan Maldonado
Faltaban 10 minutos para que el puente internacional Simón Bolívar dispusiera de sus vallas para cerrar el paso de vehículos, cuando varias detonaciones, hacia una de las trochas de La Parada, hicieron que los pocos motorizados que quedaban en la zona, concluyeran su jornada antes de lo previsto.
El susto fue el sábado 29 de julio, en horas de la noche. Eran las 8:50. p.m., hora venezolana. El ritmo de carros y vehículos había bajado notoriamente, pues el tramo binacional estaba a punto de ser cerrado tras el cumplimiento de sus 15 horas de operatividad.
«A esa hora, la policía ya no está», lamentó un mototaxista, quien, una vez escuchó los disparos, se subió en su vehículo a dos ruedas, lo encendió y se dirigió hacia el puente con destino a San Antonio del Táchira.
«La policía debería hacer presencia las 24 horas en La Parada», prosiguió el conductor, para luego dejar por sentado lo difícil que es prestar el servicio en una localidad donde lo irregular se camufla en medio de un comercio latente, con una muchedumbre que entra y sale a cada momento.
Tras la reactivación del paso de vehículos particulares por el trayecto internacional, el pasado 17 de febrero, ha ido en aumento el número de motos que se estaciona en las cercanías del paso formal, lado colombiano, para ofrecer el servicio de traslado. «Cobramos 3 mil pesos la carrera más corta», repiten constantemente.
De día, el patrullaje por parte de la Policía de Colombia es frecuente. Se ven apostados en puntos estratégicos de la zona comercial, sobre todo por donde circula la mayoría de usuarios que asiste a realizar diversas compras o para tomar el transporte público, rumbo a la ciudad de Cúcuta.
«Los escenarios cambian en cuestión de segundos», prosiguió el mototaxista, quien, por seguridad, prefirió mantener en resguardo su identidad. «Siempre está la preocupación de que uno se quede atrapado en medio de un enfrentamiento. Todo puede pasar acá», aseveró.
La disputa de espacios entre el Tren de Aragua y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) persiste en lo localidad. Los hallazgos de cadáveres en los caminos verdes, son pruebas de la guerra entre grupos al margen de la ley.
Hacia el corazón de La Parada es común observar fachadas de casas con pintas que reflejan mensajes en contra de los miembros de la banda delictiva El Tren de Aragua. Los ciudadanos esperan mayor efectividad en los planes para minimizar los riesgos ocasionados por la violencia.