Algo tímido se hallaba el dinamismo este jueves 26 de junio en la frontera colombo-venezolana. La localidad de La Parada registraba poco movimiento.
«Esto está solo», dijo un vendedor informal que recibía la aprobación de su comentario por parte de un mototaxista. «La cosa está dura, compadre», agregó el conductor.

La Parada, en Villa del Rosario, se ha convertido en el rebusque de cientos de venezolanos que arman su tarantín de venta de simcards, de refrescos o café, o sacan su moto para ofrecer el servicio de transporte.
Para los dueños de locales formales, el escenario también se hace lóbrego por la disminución de clientes en el día, la mayoria de ellos provenientes del eje San Antonio – Ureña, y de otros municipios del Táchira.
Jonathan Maldonado