La falta de espacio en albergues para la creciente población inmigrante ha obligado a las autoridades de Chicago a buscar soluciones de emergencia de cara al invierno. Entre las nuevas medidas, el alcalde, Brandon Johnson, anunció que la estadía de inmigrantes indocumentados en refugios de la ciudad se limitará a 60 días.
Johnson aseguró que esta medida se combinará con gestión de casos y acceso al mercado laboral para lograr la autosuficiencia de los recién llegados. Además informó que se destinará una inversión de 160 millones de dólares para expandir la red de albergues en la ciudad.
Más de 20,000 inmigrantes, mayormente enviados por el gobernador de Texas, Greg Abbott, han llegado a Chicago en el último año. La escasez de espacios ha llevado a más de 3,000 personas a vivir en el aeropuerto y comisarías, esperando ser reubicados.
La situación ha obligado a algunos inmigrantes a instalar carpas cerca de las comisarías, enfrentándose a las inclemencias del clima, como sucedió con Gleicy Martínez, una madre venezolana de dos hijos, quien compartió su experiencia, destacando la falta de previsión ante la llegada del invierno. “La nieve nos pilló inesperadamente. No sabíamos que iba a nevar”, lamentó.
Falta de empleos agudiza crisis de refugios
Los retardos para la obtención de asilo o, en su defecto, un permiso de trabajo es otra de las causas de la crisis en los refugios. Incluso los los residentes de la ciudad se están oponiendo a la apertura de nuevos refugios como medio para disuadir la llegada de nuevos migrantes debido a que la oferta de empleos ha disminuido considerablemente en los últimos meses.
El caso del venezolano Michael Castejón es emblemático. Llegó junto a su familia a dormir en el suelo de una comisaría, luego pasó a un refugio abarrotado hasta que logró mudarse a una casa en el extremo sur de Chicago; sin embargo, ante la imposibilidad de encontrar un trabajo que pagara lo suficiente sin un permiso de trabajo, debió retornar al suelo de la comisaría y ni siquiera ha podido inscribir a su hija en la escuela, pese a que esta fue la razón por la que migraron a Estados Unidos.
Buscando soluciones
A pesar de las críticas por la lentitud en la respuesta, el Ayuntamiento trabaja en la habilitación de carpas acondicionadas y nuevos albergues antes de que el frío extremo se instale. Organizaciones como la Iglesia Luterana del Buen Pastor, que transformó su sótano en un refugio de emergencia, también están colaborando para encontrar soluciones.
La ciudad de Nueva York y Denver enfrentan dilemas similares con miles de inmigrantes viviendo en carpas. En Nueva York, el alcalde Eric Adams evalúa la posibilidad de suspender un acuerdo legal de alojamiento debido a la saturación, lo que podría obligar a los migrantes a dormir en la calle.
Las autoridades locales confían en encontrar soluciones antes de que las bajas temperaturas pongan en peligro a miles de familias inmigrantes que huyen de crisis sociales y políticas en sus países. Este desafío destaca la necesidad de una infraestructura y planificación más sólidas para abordar los problemas sistémicos que enfrentan los inmigrantes en busca de refugio.
