Internacional
El bullying y los desafíos urgentes que supone para evitar tragedias en la población escolar
2 de marzo de 2023
Alrededor del acoso escolar no hay nada bueno. Nada para rescatar. Es sufriente para el que lo padece y su efecto nocivo se derrama como leche caliente hacia cada uno de los actores del ámbito educativo que directa o indirectamente participan de un hecho de violencia escolar. El bullying abarca todas las formas de acoso físico, verbal o social que los estudiantes cometen hacia uno o varios compañeros.
El bullying deja cicatrices. Una de las peores es su propia máscara: la subvaloración o infantilización del tema, hasta reducirlo a una frase muy peligrosa: es cosa de niños. Y así quedan justamente los niños: solos, desvalidos y sin herramientas críticas para encarar – y resolver- lo que les está pasando.
El acoso y las violencias escolares (bullying) se han convertido en fenómenos psicosociales endémicos y globales, que habitan puertas adentro de las escuelas y que además ofrecen un criterio inverso a la teoría científica de la evolución biológica: éstas, involucionan.
Partiendo de la cosmovisión de que la violencia es fundamentalmente cultural -habita en las calles y por supuesto también dentro de las escuelas – en la actualidad existe evidencia entre los académicos acerca de que la violencia escolar impacta, no solo en la salud integral y la autoestima de la víctima (en el contexto escolar, el alumno) sino también —y de manera directa— en los aprendizajes colectivos del sistema educativo.
A este doloroso escenario se suma el efecto de la pos o peri pandemia que azotó al globo. Y el saldo ante tanta disrupción social es que la tecnología parece haber perfeccionado el acoso escolar, a través del ciberbullying, otra forma de hostigamiento que acontece en el universo virtual.
Consultado por Infobae, Alejandro Castro Santander, considerado el mayor experto en violencias escolares de la región, y director general del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo, Mendoza, ofreció su concepto en torno a este tema.
«Lamentablemente, seguimos en una escuela vieja que no termina de cambiar y se aferra como única preocupación a la lengua, la matemática y la ciencia. Ningún logro académico se puede llevar a cabo si no somos capaces de crear un buen clima social escolar. Lo que nos boicotea esta tarea es la violencia en las aulas” dice.
La pregunta que aquí resuena es: ¿Qué pasa con la convivencia en mi escuela? ¿Conoce cada escuela su propio clima de convivencia?
Las escuelas son muy distintas a otro tipo de organizaciones, pero también muy distintas entre sí. Los mejores programas para prevenir e intervenir estos fenómenos que boicotean el clima escolar y que afectan rendimiento y salud, no solo de la víctima sino de toda la escuela, saben que la respuesta debe ser educativa, compleja y perseverante.
Para Castro Santander, el fenómeno conocido como bullying es una forma de violencia escolar, que puede manifestarse de forma explícita pero que también aparece disfrazada o camuflada, escondiéndose detrás de comentarios, gestos y pequeñas acciones más difíciles de identificar. Su escenario principal es la escuela, ese refugio que todos consideramos seguro para que los niños aprendan y se desarrollen intelectualmente.
Por todo lo expuesto sobre las violencias escolares, identificar las señales a tiempo resulta crucial, y ahí cobran un papel relevante los adultos, tanto los protagonistas del ámbito educativo como los padres o cuidadores a cargo de los menores: “El bullying podría ser considerado como un emergente de la gran cantidad de conflictos que no se tratan y terminan en acoso. Debemos tratar tempranamente estos problemas”, señaló Castro Santander .
Desde el Observatorio de la Convivencia Escolar (UCC) señalaron que las aproximaciones diagnósticas al fenómeno de la violencia entre escolares indican que en los últimos 15 años entre un 20 y 25% de los alumnos le tiene miedo a un compañero. Una cifra que alarma y preocupa.
El bullying es violencia escolar y puede desencadenar trastornos de salud mental que terminan en tragedias evitables.
Suicidio adolescente, en alerta
Para el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, existen ciertos comportamientos que pueden dar señales de que alguien atraviesa un momento de disrupcion emocional y puede rondarlo la idea del suicidio. La entidad sanitaria de norteamérica lo difunde, no para generar pánico, sino por el contrario para estar alerta y prevenir:
– Hablar sobre querer morirse, sentir una gran culpa o vergüenza, ser una carga para los demás.
– Sentirse vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir; extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira; con un dolor insoportable, ya sea emocional o físico.
– Cambiar de comportamiento, como por ejemplo investigar formas de morir; alejarse de los amigos, hacer un testamento; hacer cosas muy arriesgadas como conducir con una rapidez extrema; mostrar cambios de humor extremos; comer o dormir demasiado o muy poco; consumir drogas o alcohol con más frecuencia.
El doctor Corral como presidente de la AAP afirmó que “también vemos un incremento de la tasa de suicidios en la adolescencia, existe el riesgo de conducta de suicidio por imitación. A raíz del suicidio de figuras famosas, particularmente de la música que ha visualizado al suicidio de manera ‘romántica’, lo que favorece que personas que están un poco inhibidas se animen a ejecutarlo. Por eso, es importante actuar psicoeducativamente mostrando y comunicando el dolor de los deudos y también desde las secuelas de los intentos fallidos, que los dejan con discapacidades significativas que les generan una vida de peor calidad”.
WC | con información de Infobae