El presidente de Perú, el izquierdista Pedro Castillo, negó este martes actos de corrupción y denunció una campaña opositora para sacarlo del poder al hablar ante el Congreso, que lo someterá a un juicio político de destitución el 28 de marzo.
Castillo se mostró también conciliador en su discurso de 85 minutos y exhortó a la oposición derechista a buscar consensos para acabar con el clima de polarización que caracteriza la relación entre el Ejecutivo y Legislativo peruanos desde hace cinco años.
«Mi Gobierno ha sido objeto de acusaciones de sectores mediáticos y políticos, se quiere hacer creer a la población que estamos inmersos en actos de corrupción, situación que rechazo enérgicamente», aseguró el mandatario.
«Existe un sistemático trabajo para cuestionar la legitimidad de la Presidencia y obstruir las labores del Ejecutivo, con el único propósito de vacar al presidente o de encontrar mecanismos para recortar su mandato», subrayó Castillo.
Recordó que desde que ganó las elecciones, en junio de 2021, sus adversarios derechistas se negaron a aceptar su victoria en las urnas, alegando fraude a pesar de que Estados Unidos, la OEA y la Unión Europea descartaron irregularidades.
«Perú vive una crisis institucional sin precedentes», insistió antes de tender una rama de olivo a sus detractores.
«Busquemos puntos de coincidencia y consenso», dijo ante el plenario, que integran 130 congresistas.
El Congreso, dominado por la oposición derechista, puso contra las cuerdas a Castillo el lunes cuando aprobó debatir un pedido de destitución, similar al que condujo a las caídas de los exmandatarios Pedro Pablo Kuczynski, en 2018, y Martín Vizcarra, en 2020.
La decisión de llevarlo a un juicio político relámpago por supuesta «incapacidad moral» fue aprobada por 76 votos, 41 en contra y una abstención. Para que sea destituido, se necesitan 87 votos en la sesión convocada para el 28 de marzo.