(AFP) El Senado de Estados Unidos aprobó el martes el enorme plan de inversión en infraestructuras de Joe Biden de 1,2 billones de dólares, lo que supone una gran victoria para el presidente demócrata, quien tendrá que esperar a la votación final en la cámara baja para cantar victoria.
Tras meses de negociaciones, este paquete descrito por la Casa Blanca como «histórico», fue aprobado por mayoría simple, con el respaldo de varios republicanos, un hecho inusual en un Congreso polarizado.
Pero su futuro parece más incierto en la Cámara de Representantes, donde surgieron fisuras dentro de la estrecha mayoría demócrata, entre el ala izquierda y los centristas. Es probable que las negociaciones sean duras y que la votación final en el Congreso no llegue hasta el otoño boreal.
Fruto de un inusual compromiso entre demócratas y algunos republicanos, el plan de inversión en infraestructuras prevé 550.000 millones de dólares de nuevo gasto federal en carreteras, puentes, transporte, Internet de banda ancha y cambio climático.
Si se tiene en cuenta la reorientación de otros fondos públicos existentes, se llega a un total de 1,2 billones de dólares, el equivalente al PIB de España en 2020.
Es un acuerdo «histórico», según dice Joe Biden, quien fue senador durante tres décadas y al que le gusta destacar su capacidad de negociación en el Capitolio, la sede del Congreso.
El expresidente republicano Donald Trump calificó el acuerdo como «una vergüenza» y amenazó con tomar represalias electorales contra los republicanos que votaron a favor, advirtiendo que su aplicación daría una «victoria» a su sucesor demócrata.
Al menos tres senadores republicanos que participaron en las negociaciones finalmente decidieron votar en contra.
Pero su influyente líder, Mitch McConnell, dio su voto a favor, muy consciente de la popularidad de un programa de este tipo en un país con infraestructuras deficientes.
Ahora que el plan de infraestructuras se adoptó, el Senado se vuelca a examinar otra parte importante del programa de Joe Biden: un plan titánico de invertir 3,5 billones de dólares, o sea, casi el equivalente al PIB en 2020 del gigante económico alemán, en «infraestructuras humanas».
Esto supone una avalancha de gasto social en educación, salud, mercado laboral y clima, incluyendo medidas de transición energética diseñadas para «poner a Estados Unidos en camino de cumplir» los ambiciosos objetivos climáticos de Joe Biden, que consisten en reducir a cero los niveles de contaminación en el sector energético estadounidense para 2035 y hacer que la economía del país sea neutra en carbono para 2050.
Es el «proyecto de ley más importante para los trabajadores, los ancianos, los enfermos y los pobres desde FDR (el presidente Franklin Delano Roosevelt) y el New Deal de los años 30», dijo el senador independiente Bernie Sanders, presidente de la Comisión de Presupuestos.