Nacional
Hablemos de feminicidios: un problema social de dimensiones monstruosas sobre las vidas de las mujeres
1 de diciembre de 2023
Organismos internacionales promueven la “reparación con enfoque de género” a fin de promover restituciones integrales y adecuadas al colectivo de víctimas de la violencia basada en género contra la mujer.
Por Génesis Daniela Prada
Diseño por Paloma Lacruz
Cada 44 horas en Venezuela la vida de una mujer fue apagada de forma violenta por motivos de género. Detrás de estas muertes permanecen historias trastornadas y familias atravesadas por la perdida, aún presas del terror si el aparato judicial no les protege de las consecuencias de la violencia machista.
En reconocimiento de la magnitud del daño a las víctimas, las sobrevivientes y sus hogares, ONU Mujeres y el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará lanzaron una serie de lineamientos enfocados en la necesaria reparación integral en casos de femicidios y feminicidios.
El estudio incentiva la creación de una política normativa, basada en el derecho humanitario internacional, que garantice el acceso al derecho a reparación a quienes han sido sujetos directos de la violencia basada en género, y aquellos alcanzados por los efectos de esta problemática.
La reparación es un proceso complejo, que tiene por finalidad dignificar a las víctimas de violaciones de derechos humanos. El valor de la restitución radica en el alivio del sufrimiento, la compensación de las pérdidas sociales, morales y materiales mediante distintas medidas o recursos, a través de las cuales sea posible asegurar la no repetición del abuso y el restablecimiento de los derechos ciudadanos.
“En ese contexto, el deber de debida diligencia constituye un marco de referencia fundamental para analizar las acciones u omisiones del Estado responsable y evaluar el cumplimiento de sus obligaciones internacionales, incluido el deber de asegurar reparaciones de los daños causados por violaciones a los derechos humanos”, reza el instrumento.
El reporte Asesinatos de mujeres y niñas por razones de género (femicidio/feminicidio), efectuado por la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) y ONU Mujeres, contabilizó más de 80.000 asesinatos de mujeres y niñas en 2022 en todo el mundo: la cifra anual más elevada en dos décadas.
La investigación, difundida en noviembre del año pasado, resalta que 48.800 de estos delitos fueron perpetrados por familiares o parejas de las víctimas, es decir, más de la mitad de las muertes tienen por móvil el género.
“En promedio, más de 133 mujeres y niñas fueron asesinadas cada día por alguien en su propia casa. Como contraste, solo 12% de los homicidios con víctimas masculinas son perpetrados dentro del hogar”.
De acuerdo con el último informe del Monitor de Feminicidios, elaborado por la organización Utopix, 201 casos consumados ocurrieron en Venezuela durante 2023.
Entre los objetos utilizados en los asesinatos de odio por razón de género destacan las armas blancas, las armas de fuego y la asfixia mecánica.
Mientras, las circunstancias alrededor de los feminicidios demuestran el grado de aversión contra las mujeres, niñas y adolescentes, y resultan agravantes del crimen. Los cuerpos de las víctimas fueron abusados, abandonados, desaparecidos, quemados o torturados.
El dramático panorama para las venezolanas continua en 2024 al registrarse cinco feminicidios consumados y cinco en grado de frustración en los primeros siete días del año, publicó el Monitor Digital de Feminicidios del Centro Justicia Paz (Cepaz).
La verdad arrojada a través de los datos nos enfrenta a una amarga realidad: mujeres, niñas y adolescentes no están seguras ni en sus propias casas; el femicida puede habitar sus espacios, acecharlas hasta dar el golpe definitivo, pero el horror puede continuar aun después del asesinato porque sus restos también son blancos de la violencia.
¿Qué ocurre con los hijos/as de la víctima? ¿O con los padres huérfanos tras la pérdida? ¿Y si los familiares no lograron -al menos- sepultar el cuerpo de aquella hija, madre, hermana o amiga porque el agresor también les arrebató esa posibilidad? Por otra parte, ¿quién atiende el aturdimiento vital de las mujeres sobrevivientes de la violencia?
El derecho a la reparación visibiliza a la comunidad afectada por el feminicidio; personas susceptibles a la revictimización si las instituciones del Estado no dan respuesta oportuna y eficiente al suceso.
Reparación con enfoque de género
El marco normativo propuesto por ONU Mujeres y la Convención de Belém do Pará, profundiza en la reparación con visión de género, entendiendo que la implementación de este criterio “es fundamental para el efectivo y pleno acceso a la justicia de las mujeres”.
Hasta ahora, el uso de este enfoque como una nueva dimensión del derecho a la reparación ha estado aplicado a casos de violencia sexual o violaciones masivas de derechos humanos, siendo las Emergencias Humanitarias Complejas ejemplos de tales circunstancias.
En otras palabras, la utilización del concepto en el tratamiento de femicidios/feminicidios es aún incipiente.
“Estos marcos [ampliamente abordados en el estudio] también contribuyen al análisis de la especificidad y gravedad que este tipo de crimen representa para las víctimas, sus familiares y la sociedad entera, desde una perspectiva reparatoria”, destacan ambos organismos.
La incorporación transversal del enfoque de género en el proceso de restitución da lugar a reparaciones adecuadas; a su vez, otorga particularidad en la atención y gestión de las vulnerabilidades específicas que exponen a las mujeres, niñas y adolescentes a las distintas manifestaciones de la violencia de género.
“Cualquier esfuerzo por lograr un enfoque transformador debe incluir medidas de rendición de cuentas que aborden la brecha de impunidad y ayuden a aliviar a la víctima de la carga del daño”, agrega Rashida Manjoo, ex-Relatora Especial de Naciones Unidas.
¿Quién nos protege?
Las cifras -además- apuntan sobre la responsabilidad estatal en cuanto a los casos de feminicidio, pues son imprescindibles la formulación de planes concretos capaces de prevenir, atender y mitigar la violencia de género contra mujeres, niñas y adolescentes.
“Seguimos insistiendo en la necesidad de que el Estado genere registros detallados y estadísticas de los femicidios. De ello depende, en gran medida, la comprensión de los fenómenos asociados a este delito”, advierte el Observatorio Digital de Femicidios del Cepaz.
La recolección de las características de las víctimas, el femicida y el contexto en el cual sucedió el ilícito, más el establecimiento de la relación entre tales factores, permite vislumbrar “las posibles motivaciones e incluso las pautas de comportamiento”.
El abordaje amplío y minucioso del feminicidio propicia el diseño y aplicación de políticas publicadas adaptadas a la realidad. Adicionalmente a los programas preventivos idóneos, el desarrollo de un Plan de Emergencia Feminista, como propone Utopix, es indispensable en la visibilidad, reconocimiento y eliminación de la violencia femicida.
Por lo tanto, el incremento de acciones que atentan contra el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia exige la implementación de medidas urgentes cuyo fin sea la protección del colectivo femenino, la reparación a las familias de las víctimas y el sometimiento de los agresores al sistema de justicia.
*Esta publicación pertenece a la Red de Mujeres Constructoras de Paz en alianza con Diario La Nación