Las pocas unidades de transporte público que circulan por el centro de Punto Fijo son la única opción que tienen los ciudadanos para llegar a sus destinos.

La escasez de combustible que afecta al parque automotor del ciudadano común deja como consecuencia el abarrotamiento de las personas dentro de las busetas sin tomar el debido distanciamiento de al menos un metro de separación por persona.

Leopoldo Curiel es conductor de un carrito por puesto y por los momentos no tiene disponibilidad de dólares para poder comprar gasolina, por lo que debe transportarse en las busetas. “Deben normalizar el suministro de gasolina para que todos tengamos opciones para desplazarnos hacer las diligencias pertinentes”, expresó el profesional del volante.

Por su parte, Judith Contreras expuso que lamentablemente la comida no les llega a la puerta de su casa, por ello debe salir al centro a comprar los alimentos para la familia. “Sabemos que es un riesgo a la salud, pero no tenemos otra alternativa, además de esperar por horas a que pase una buseta de las pocas que cubren la ruta para el sector Universitario”.

La Mañana