EN ESTA AMÉRICA hispanoparlante todo hace prever que estamos condenados a renunciar cada nada a la integración económica, social, política, de desarrollo, de confraternidad, a la luz de los resultados que desde la época de la Independencia hemos tratado de construir pero que siempre al final o metemos las de caminar o simplemente olvidamos los compromisos acordados… DESDE EL FAMOSO Congreso Anfictiónico de Panamá convocado por el Libertador Simón Bolívar hasta ahora, unos dos siglos de diferencia en el tiempo, no hemos podido ponernos de acuerdo para construir un organismo que vele por la paz, la prosperidad y la justicia total de nuestros pueblos… EXPERIENCIAS no han faltado, pues nos hemos unido a esfuerzos como la Unión Panamericana, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercosur, la Unasur, la Celac, el ALBA, y paremos de contar, sin que poco o nada haya salido de ello en nuestro provecho, ni siquiera cuando participamos en el Movimiento de Países No Alineados, el Grupo de Sao Paulo, que solo nos han dejado gastos de mantenimiento, engorde de aparatos burocráticos, pero con flacos resultados… A DIFERENCIA de Europa, diezmada y derruida tras la Segunda Guerra Mundial, que en menos que canta un gallo no solo se unieron con la formación de la Unión Europea, 27 países en total, sino que eligieron luego del Mercado Común Europeo, un Parlamento, una moneda global, el euro, y una disciplina de desarrollo que dejó atrás el peligro, según ellos, de los Tigres Asiáticos… Y LA PREGUNTA surge por sí misma: ¿Por qué ellos sí y nosotros no?… ACABAMOS DE SER ninguneados en el Grupo Brics para romper con la unilateralidad norteamericana, nos suspendieron en el Mercosur, nos fuimos de la OEA y de la CAN, pero seguimos persiguiendo sueños ideológicos que ya no se comen a nivel continental.
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Y ESTO, es todo por hoy.
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MENTIRAS universales:
“Somos los paladines de la integración”.
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DIOS los bendiga, ¿Saben?
VICTOR MATOS