Néstor Melani-Orozco
De existencia el oro del Perú fue la mercancía española para comprar legiones de invasores, más para adornar palacios y catedrales. Entre el dolor de los nativos originarios y el fin del reino del oro y de la luna… Y un día de caminos José de San Martín, Libertador de Argentina surcando los Andes contempló una bandada de flamencos; esto inspiró para hacer la bandera roja y blanca. Significando la sangre y la Paz. Mientras de campañas ya Simón Bolívar afirmaba el gigante corazón de la libertad. Hablaron los pueblos y las raíces de Atahualpa se reafirmaron en este «Grito de América» consagrado un 9 de diciembre de 1824. Bolívar surcando los pueblos peruanos donde un virrey a la orden de la corona de Aranjuez se apoderaba de la vida y las herencias de los incas. Fue del General en jefe Antonio José de Sucre la guerra y junto a los legionarios soldados de la libertad se afirmó en Ayacucho el “lugar de los muertos” como lo dice la lengua del quechua, la independencia de Suramérica. Mientras de fuego las espadas y el pabellón de Miranda flameó por todo el continente.
9 de Diciembre de 1824. Doscientos años de la libertad, dos siglos del armisticio en la planicie del alto Perú entre las firmas del general José de Canterac y el cumanés General Antonio José de Sucre. En los Vivas por Bolívar y la ejemplaridad de los patriotas leales en su conciencia a su tierra desde la sangre de Manco Capac y del ardor del cruel virrey La Serna. Donde existe el fervor de la voz de Olmedo y la gloria del almirante José de La Mar. De Manuelita Sáenz, de Nicolás Briceño y de un capitán nacido en el Espíritu Santo de la Grita: Juan Neponuceno Rincon i García, entre los soldados, generales y milicianos patriotas de la lucha sagrada de la tierra de la puerta del sol. Descrito en el parte militar de Ayacucho. Ese día el Libertador le concedió a Sucre el grado de Gran Mariscal. Un año después en 1825, en el aniversario de la gloriosa batalla de Ayacucho, el Libertador invitó al Mariscal Antonio José de Sucre, a Simón Rodríguez, Manuelita Sáenz, a la oficialidad y al pueblo de Lima a celebrar una ronda de toros en la plaza de Acho en memoria de la independencia de los cinco países del destino de América. Celebrar la Batalla de Ayacucho es un deber latinoamericano como las voces de Ciro Alegría y el clamor de César Vallejo con el nombre de los Aimaras y las presencias milenaria de Nazca entre nuestros pueblos y el valor humano de ser hijos de Bolívar y pregoneros de la emancipación del nuevo mundo… Para 1888 Antonio Guzmán Blanco ordenó al pintor Martín Tovar y Tovar realizar una gran pintura en memoria a la Batalla de Ayacucho. Y este mandó a su discípulo Antonio Herrera Toro para ir al Perú a realizar los bocetos y hoy definiendo esta obra es un manifiesto, solo de Herrera Toro donde enaltece la Gloria del venezolano y Mariscal de Ayacucho. Y volver a los caminos del Cuzco del Señor de los Milagros donde las piedras poseen los secretos de las palabras en una verdad de los pueblos del sur… «Gloria Eterna de Ayacucho, raíces de las venas abiertas de América latina…”
______ *Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Cronista de La Grita. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Premio Nacional del Libro 2019. *Honrado con un Salón en su honor en la Gobernación del Táchira. 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 se erigió en su nombre. *Por decreto del Gobernador del Táchira se erigió la Estampilla Fiscal con sus obras bolivarianas.