Nunca he puesto en duda que esta lucha es espiritual, la lucha del mal contra el bien. Y que la expresión de la decadencia que hoy vivimos es una expresión de cómo va permeando en la estructura social el derrumbe moral, primero de sus dirigentes y luego de la sociedad. De cómo la orgía de antivalores hace que estemos en presencia de un festín donde los valores quedaron atrás.
El propósito de la revolución chavista es liquidar el esquema de valores morales en la sociedad, llevándolos por la necesidad personal al ejercicio de actividades que antes nunca hubiesen hecho en condiciones de vida normales.
Cuando observamos activa o pasivamente lo que sucede en nuestro país, muchos nos preguntamos ¿esto es obra del Diablo, obra del lado oscuro? Y la respuesta es: sí lo es. Hace por lo menos 10 años, participando en un grupo de oración se hizo una revelación, que nos decía que en Venezuela estaba un campo de batalla espiritual; en ese momento el país vivía la danza del boom petrolero. Hoy debemos afirmar que el Diablo cobra siempre sus favores y todo lo que él hace tiene su precio. El lado oscuro nos llevó al festín.
Venezuela está convertida en el paralelismo de la historia de Israel, la Tierra prometida; ya que en aquel tiempo hubo dispersión de los hijos de Israel y los judíos posteriormente fuera de lo que se consideraba su patria ancestral. Eso sucede hoy en nuestro país ¿Hemos tenido la oportunidad de detenerlo? La respuesta es sí ¿Tenemos responsabilidad los venezolanos de que estemos envueltos en esta tragedia que vivimos como un holocausto? La respuesta es sí ¿Somos responsables de lo que elegimos y seguimos? La respuesta es sí.
¿Hemos adorado falsos dioses? La respuesta es sí. A buena parte de venezolanos los obligan a escuchar por los medios de comunicación masiva el saludo protocolar de “Chávez vive”. Surgen otras preguntas: ¿Te sientes humillado?, la respuesta es sí, pero la pregunta más importante cuya respuesta a muchos les da miedo responder: ¿Nos hemos alejado de Dios? Lamentablemente la respuesta es sí.
Un encanto del lado oscuro y del Diablo es hacernos indolentes con los demás, nos pide a cambio que olvidemos cosas sencillas que hacen que seamos felices; la unión familiar, el compartir, el ser solidario, el sobrecogimiento y el tiempo para meditar.
Olvidamos la frase más importante de todas: DAR GRACIAS A DIOS, esa frase desaparece en la primera parte de esta borrachera, porque la quisieron y de hecho muchos venezolanos la sustituyeron, invocando que todo lo que tenemos es “gracias a Chávez Venezuela es de todos”. En la segunda etapa, la queja constante que nos conduce a la inacción, nos convertimos en zombis, muertos vivientes. Eso solo lo produce una maldición llamada COMUNISMO.
El evangelio del día jueves 23/11, el primer libro de los Macabeos (2,15-29), sobre la rebelión de Matatías al negarse a desobedecer a la ley; con el salmo 49 repetimos: “Al que sigue el buen camino le haré ver la salvación de Dios”. Y es ciertamente el camino, si no hay redención el demonio nos perseguirá a donde quiera que vayamos, así como lo hizo con los judíos que fueron perseguidos en todos los rincones del mundo. La solución no es la diáspora, ya el mal lo llevas impregnado con aquellos que se maravillaron como se destruye una sociedad, sus creencias y su fe con el comunismo.
El camino es redimirnos, cambiar nosotros de forma cierta y postrarnos ante Dios, así la vida podrá continuar con la lección personal y colectiva aprendida y la vida gris y oscura desparecerá de Venezuela.
Lo invito a las misas de postración y adoración al Santísimo sacramento del altar.
Carlos Casanova