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27 de abril de 2024
Francisco Corsica
Hemos escrito acerca del mundo cinematográfico y televisivo en artículos anteriores. Esto nos ha permitido cuestionar esa tendencia reciente de modificar las grandes obras de antaño para no ofender a algunas minorías o grupos sociales determinados. Pero la cosa no acaba aquí: por querer reivindicarlos, han sacrificado la excelencia narrativa. Les han hecho perder parte de su atractivo para el público.
¿Qué es lo primero que se les viene a la mente cuando oyen Blanca Nieves y los siete enanos? ¿Un cuento de hadas de los hermanos Grimm o una película animada de Disney? La mayoría asocia ese título a lo segundo. Casi todos crecimos viéndola. O si no, sabiendo de su existencia. Ya saben, por tratarse de un ícono de la cultura popular y un clásico con letras mayúsculas.
Ya se habrán enterado de que la empresa quiere lanzar una versión con actores reales para seguir sacándole dinero a la franquicia. ¡Ah! Y para que las nuevas generaciones disfruten de los éxitos del pasado reinventados. Casi descuido esta última. ¿Cómo olvidarla? El detalle no es ese: planean eliminar a sus recordados compañeritos en la nueva cinta y sustituirlos por «criaturas mágicas».
Según indican, los siete enanos son una burla hacia aquellos con esa condición. Por eso «deben desaparecer». Se les acabó el encanto. Nunca habían molestado hasta ahora. Más bien, formaban parte del alivio cómico del cuento. Inclusive podemos prever otras alteraciones drásticas, como la escena del beso para despertar de su lecho de muerte a la protagonista sin su consentimiento o su rol hogareño y servicial. Pero esa es harina de otro costal y aún no es oficial.
Desde la perspectiva que le quiere dar la compañía, parecen insinuar que su propio fundador se equivocó al incluirlos. ¡Vaya desfachatez! Para aquellos con desconocimiento del tema, el largometraje original le valió a Walt Disney en 1938 un Óscar honorífico. Además, se trató de un reconocimiento bastante atípico: amenizado por la grandiosa Shirley Temple, constó de una estatuilla normal y otras siete más pequeñas. Deben sospechar la razón. Es un dato curioso que vale la pena colocar sobre el tapete.
El mérito para semejante honor fue haber elaborado el primer largometraje de dibujos animados sonoro y en color. Una innovación dentro del séptimo arte que convierte al filme en una auténtica joya audiovisual. Sentó las bases de una industria entonces incipiente. Actualmente cualquiera puede lograrlo con solo un clic y en ese momento era una odisea difícil de replicar.
¿Ven la importancia de Blanca Nieves en el cine? Y no solo eso, sino que es una historia simpática y bien desarrollada. Sus personajes y musicalización son icónicos. La animación es tan exquisita como una producción en carne y hueso. Contó con dibujos extraordinarios. En fin, un deleite visual.
Cabría preguntarse si de verdad es necesaria una renovación tan profunda, tomando en cuenta lo hasta ahora expuesto. Bueno, a un título de seis palabras podrían quitarle unas cuatro. Y de ocho personajes principales, siete ya no formarían parte del elenco. Probablemente parte de la magia se quedará en el camino sin ellos. Sin saber aún mayores detalles, pareciera que la van a modificar considerablemente y poco estará asociada con la historia de la cual toma inspiración. No sé, solo digo.
Puedo entender perfectamente la preocupación de sus seguidores. Quienes crecieron viéndola, conocen sus canciones y gustan de su trama. Ya generan expectativa otros proyectos por estrenar del estudio. Ariel, de La Sirenita, no será de la misma raza del filme original. Hay bastante revuelo por ello. Y aunque no tenga que ver con lo políticamente correcto, el remake de Mulán no tuvo el éxito esperado en 2020 por la cantidad de diferencias observadas en la pantalla. El mismo público demuestra que alterar un producto conocido solo funciona hasta cierto punto.
Todavía es temprano para cuestionar la nueva cinta porque ni siquiera ha comenzado su grabación. Siguen escogiendo el reparto y adaptando el guion. Tocará darle una oportunidad a la empresa y esperar que lo anunciado rinda los mejores frutos posibles o, en su defecto, termine no aplicándose. El problema no son los cambios, es no saber aplicarlos. Ojalá sus responsables rindan tributo a una de las obras maestras del genio de la animación. Alcanzarlo no será fácil y daría pena ver sucumbir otro clásico en su más reciente adaptación.
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