Ningún adulto más está exento de los gravísimos peligros Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salorud, son terminantes. Cada año mueren 646 mil personas por caídas y recaídas accidentales o no intencionales. Hombres y mujeres con más de 65 años, son víctimas propicias de los infortunios. Y cada año se registran 37.3 millones de percances que requieren atención médica. En cada resquicio y obstáculo del hogar,principalmente en baños, escaleras, en cada hueco o desnivel en la calle, puede asechar la amenaza. Aunque soy renuente en aludir hechos personales, debo hacer referencia que tanto mi esposa como yo hemos sido apenas dosde los miles de afectados por la adversidad. Y considero necesario citar nuestro caso,para alertar a otros tantos ancianos que hoy deambulan incapacitados o lisiados. Con muletas, bastones o sillas de ruedas, mientrasotros son difuntos. Todos a causa de los frecuentes accidentes, algunos de ellos por imprevisión, descuido o desidia. Muchos médicos especialistas y organizaciones de protección a los adultos de tercera edad, recomiendan sumo cuidado y no estar desprevenidos ante cualquierade esas emergencias. Muy propicias de quienes ya no poseemos la misma vitalidad, reflejos, movilidad ni visibilidad de cuando éramos jóvenes.En mi caso, he sufrido 5 incidentes y mi querida esposa unomás grave, con doble fractura y desprendimiento del tobillo. A Dios gracias, hemos recibido ayuda y solidaridad de familiares, amigos y vecinos. También de médicos y enfermeras con decidido apoyo en nuestra recuperación. Han sido “ángeles protectores”, y entre ellos, disculpen las menciones personales, las vecinas doctoras Graciela Sandia y Nylda Sandoval,los apreciados amigos Pedro y Lourdes de Colmenares, Germán y María Eugenia de Branger, Lorena Corredor, Carlos y Alixde Quiñones, Antonia Roa, Dexyde Vizcaíno, Pedro Soto. También Omaira Labrador, Julieta Cantos.Así como el doctor Luis Hernández Contreras, los cirujanosJesús Castro,Ciro Rubio e hijo.A todos, nuestro reconocimiento y gratitud al insistir en esmerada atención, comprensión y afecto para los adultos mayores, víctimas potenciales de caídas y recaídas en la tercera edad.
Germán Carías Sisco