Acaba de ocurrir un hecho político que, curiosamente, no ha recibido la atención que debería merecer. El nombramiento de Diosdado Cabello como presidente de la “asamblea constituyente”. La “lógica” de la hegemonía roja no es complicada: si la llamada constituyente es “plenipotenciaria”, entonces tiene más poder, en teoría, que Maduro; y si Diosdado Cabello logró que fuera nombrado jefe de esa constituyente, entonces, en teoría, tiene más poder que Maduro. En todo caso, desde el punto de vista formal, Cabello no está por debajo de Maduro en la jerarquía de la hegemonía.
¿Cuáles son las consecuencias de esto? No lo podemos saber con certeza, pero sí podemos suponer que en la puja endógena por el poder, Cabello ha avanzado un tanto más. Para la propaganda, todo es risa y abrazo: “hermanos del alma”, como decía el predecesor. Pero la realidad es completamente distinta y se puede intentar disimular, sin mucho éxito, por cierto. Esa procesión hace mucho que dejó de andar por dentro, anda por fuera, y lo que se espetan unos a otros, por ejemplo de parte de Rafael Ramírez y otros, son acusaciones que confirman la depredación masiva que ha padecido y padece Venezuela.
No sé si el referido nombramiento se trata de un hecho decisivo para el rumbo de la hegemonía. En todo caso, son variadas las corrientes del conflicto al interior de ésta, una de ellas la de Cabello. Tiene una dimensión militar de la cual carecen otras corrientes, y un alcance que no conoce limitaciones en el campo económico. Desde que empezó a ocupar cargos en el régimen chavista, es decir, desde sus comienzos, Cabello siempre ha buscado estar en la palestra, ser tomado en cuenta y, sobre todo, proyectarse como el jefe de un sector del oficialismo.
El tema militar ha debido de pesar en el referido nombramiento. Se especula mucho al respecto de la situación de las Fuerzas Armadas. Se conoce que hay una serie de detenciones y ante el silencio informativo, lo que queda es la cascada del rumor. ¿Sería un factor para que Cabello llegara a la presidencia de la constituyente? La pregunta hay que hacerla, a pesar de que las respuestas sean esquivas.
También sería interesante tomar en cuenta la referencia cubana. ¿Raúl Castro estuvo de acuerdo o fue una situación que escapó a su control? Se ha comentado mucho que Cabello no tiene el mismo beneplácito habanero que Maduro, y que otros más. Todo es posible en el reino de la opacidad y secretismo que impera en el poder establecido. Mucho de lo que parece, no es. Y mucho de lo que es, no parece. Así suelen ser las cosas en los despotismos.
El predecesor apartó a Cabello de la primera línea de sucesión, pero éste no ha dejado de buscar el rol protagónico. De acuerdo al lenguaje oficialista, ahora encabeza una “asamblea plenipotenciaria”. Un poder que rivaliza y hasta puede superar el de Maduro. Cabello no desaprovechará la oportunidad que se ha labrado para encumbrarse. ¿Todo ello podría suponer un cambio de perspectivas? Tal vez, pero no en un sentido positivo para el país. (Fernando Luis Egaña) /[email protected]
Fernando Luis Egaña