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El censo nacional de población y vivienda pretende ser la medición rigurosa del capital demográfico de cada país en un año determinado. La experiencia y la práctica científica exigen la aplicación y cumplimiento de estándares y principios básicos. Entre ellos está la recolección de datos a nivel individual y el procesamiento o publicación de resultados en resúmenes grupales o generales. Así se garantiza el secreto de la información privada. La universalidad y la simultaneidad de los registros son otros criterios igualmente importantes. El reto es reducir al mínimo la omisión censal y evitar la posibilidad del registro múltiple. Por ello es preciso recolectar la información de todos los habitantes al mismo tiempo. La periodicidad de los eventos censales también se cuenta entre las recomendaciones de los organismos internacionales especializados en el tema. Otro criterio adicional se refiere a la posible comparación de los resultados tanto en el tiempo como en el espacio. La necesaria comparabilidad de las estadísticas y datos censales no sólo aplica hacia lo interno de la geografía nacional, sino también fuera de ella.
Los censos de población pierden prácticamente todo el potencial estadístico si las cifras demográficas impiden la proyección longitudinal o transversal de la información. Los cambios reiterados en la división político-administrativa interna conspiran en ese sentido, no con relación a los nombres de las entidades, sino a la configuración territorial de las unidades geográficas consideradas. Lo mismo pasa a nivel internacional si no se siguen los mismos conceptos, definiciones y categorías de análisis demográfico de otros países. Implica el uso de cuestionarios estandarizados e instrumentos tecnológicos confiables para el registro de datos. Los empadronamientos suelen aplicarse en los años terminados en 0 o en 1. Pero algunos países se adelantan u atrasan con respecto a la ronda censal sugerida para comienzos de cada década. En 2017 se realizan los censos de Chile o Perú. En Colombia ni siquiera se han publicado los datos preliminares del registro realizado en abril de 2018. Venezuela contempla adelantar el Censo de Población y Vivienda para finales de 2019. Aquí posiblemente se forme gran alharaca por ese motivo.
El movimiento censal del año próximo va más allá de la simple cuantificación del número de habitantes de Venezuela. En principio es la oportunidad para la actualización cartográfica del país, como paso previo al inventario de inmuebles y urbanismos a lo ancho y largo de la geografía nacional. Los datos poblacionales sirven como referentes para la redistribución de los presupuestos públicos, de acuerdo con el peso demográfico de cada estado o municipio, o con la reconfiguración de los circuitos electorales y la representación parlamentaria regional o nacional. Así mismo, los datos estadísticos actualizados y recientes permiten la reformulación de las políticas públicas, la planificación del desarrollo, la recaudación de impuestos, entre otros aspectos. En definitiva, el censo constituye la herramienta indispensable para el diseño de la gestión gubernativa de este y los futuros gabinetes oficiales. Por último, desde el punto estrictamente demográfico, es la ocasión propicio para determinar el verdadero impacto del movimiento migratorio acaecido en el país durante los últimos años. Geógrafo. (
José de la Cruz García Mora) /
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