El 19 de abril y los latidos de la historia
19 de abril de 2024
Fredy Contreras Rodríguez*
Tiempo suficiente para posicionar el programa de gobierno, a partir del cual el próximo gobernador del Táchira deberá atender los problemas que tiene la entidad federal, ejerciendo las competencias que le atribuye el Estado de Derecho, conforme a los mandatos de la Constitución y la ley; ejerciendo competencias para resolver problemas, en provecho del interés general de los tachirenses.
Después del 21-N, el programa de gobierno de Bernal dejará de ser oferta electoral, para convertirse en carta de navegación durante todo el período de su gestión. Será un programa de gobierno dinámico, en permanente revisión y ajuste que le va a permitir, entre otras cosas, identificar los problemas y decidir cuáles son de prioritaria resolución; describirlos a partir de sus indicadores y señales; conocer sus causas y consecuencias, para luego ejecutar las acciones de gobierno que resuelvan dichos problemas.
En los cien primeros días de gestión, deberá empezar a resolver un complejo grupo de problemas -previsto en el mismo programa- que afectan la gobernabilidad y la gobernanza y que están relacionados con la organización del aparato gubernamental y el marco jurídico que regula la acción del gobierno del Táchira.
Es vital para que haya una exitosa gestión de gobierno entre 2022 y 2025, diseñar un nuevo aparato de gobierno. El actual Poder Ejecutivo regional es una pesada estructura de direcciones, oficinas e institutos autónomos ineficientes, paquidérmicos, ineficaces, profundamente irresponsables y con indicadores de gestión que rayan en la inutilidad.
Reorganizar la estructura gubernamental del estado será una de las tareas iniciales y tiene que ver con leyes estadales que deben ser revisadas sobre la marcha para adecuar ese ordenamiento jurídico a la nueva realidad. Una nueva ley de administración del estado o su reforma y un nuevo decreto de organización del Poder Ejecutivo del Táchira, deben ser considerados para darle sustento legal a la reorganización del aparato de gobierno tachirense.
No se trata de mejorar la actual administración estadal. El gobernador Bernal debe crear una nueva organización gubernamental partiendo de reestructurar y adecuar las direcciones centralizadas y los institutos autónomos de la administración descentralizada -eliminando unas y fusionando otras-, para convertirlas en oficinas con elevada capacidad de gestión y respuesta adecuada en los asuntos que le corresponden; que atiendan oportunamente los imponderables; que atiendan y cumplan a diario y sin excusas, los principios constitucionales de “honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho”, plasmados en el artículo 141 de la Carta Magna, olímpicamente desacatados por buena parte de la burocracia regional.
No habrá suficiente tiempo para atender los innumerables problemas que tiene la región y ejecutar el programa de gobierno, exige una organización del gobierno versátil, ágil, realista, honesta; que se sienta que hay gobierno atendiendo los problemas de la gente y que lo hace honradamente. Eso lo sabe Bernal y tal certidumbre se reflejará en su programa de gobierno: realista, sin planes ni proyectos faraónicos o inejecutables, con metas y fines adecuados a los recursos, a las contingencias, a los problemas más sentidos por el pueblo y ajustado a la gobernabilidad.
En los primeros cien días se verán resultados.
*Abogado. Agricultor orgánico urbano.
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