Lo primero que la sociedad democrática debe admitir es que si seguimos haciendo lo mismo que hasta ahora hemos hecho, los resultados serán los mismos.
Tenemos una dirigencia de oposición con problemas severos de credibilidad; se ha producido una ruptura entre la sociedad y sus dirigentes. La oposición está dividida y fragmentada; las organizaciones partidistas atomizadas y sin trabajo político concreto. Tenemos un éxodo en muchos países, así como muchos políticos en condición de exilio político y otros autoexiliados. En esa diáspora, muchos chavistas con asilo político o visas de inversionistas.
Por otro lado tenemos una revolución comunista en el poder que se defiende con represión y violencia. Sin anclaje popular, sin respaldo; sin dinero, aislado internacionalmente; con 10 países solicitando enjuiciamiento para Maduro y 11 funcionarios. Tiene por demás esta revolución un adversario poderoso, al Presidente Trump y a los EEUU, que han señalado que aumentaran la presión sobre Cuba por ser la responsable de la expansión comunista hacia Venezuela y Nicaragua.
En el tablero entonces tenemos un régimen con muchas debilidades, pero con una fortaleza que le garantizara su permanencia; no tiene oposición sólida, ni articulada. Aún y cuando la inmensa mayoría no quiere al régimen comunista ni a sus dirigentes.
El régimen usa la corrupción como un recurso neutralizador. Mucho se habla de dirigentes de oposición que han tenido beneficios del gobierno poco honestos. La corrupción a servido para garantizar lealtades dentro de los pilares que sostienen al régimen. A ello se suma las confiscaciones de bienes y dineros a venezolanos chavistas y a familiares directos e indirectos de dirigentes de oposición.
Se calcula que solo el chavismo ha saqueado 467,43 mil millones de dólares o lo que es lo mismo el 13% del PIB, desde el inicio del control de cambio al cierre de 2018. Sin contar con las mafias de combustible, narcotráfico, contratos con sobre precios en PDVSA, los de las industrias básicas. Todo estatizado, se convirtió todo en un cartel.
La honestidad en consecuencia de estas circunstancias no se puede suponer hay que probarla. Y esto corre para los dirigentes de oposición y para los que quieran serlo.
Visto este análisis, es por lo que creemos que la propuesta formulada por el centro de estudios políticos de la UCAB, de que la sociedad elija en una primaria de selección múltiple sin CNE, a quienes deben ser sus dirigentes, debe ser apoyada por toda la sociedad y debería ser admitida por los partidos políticos. De esta forma legitimamos a los dirigentes de oposición y éstos a su vez tendrán un compromiso superior con quien los elige que ya no será un consenso partidista, sino la sociedad.
El ciudadano se encargara de separar a unos y de promover a otros.
Para los venezolanos en el exterior y los que estamos en Venezuela, se habrá elegido a los voceros de mayor consenso. Los ciudadanos tienen a quien seguir y los no electos no pueden seguir hablando por la sociedad en el extranjero ni en las diferentes instancias.
El modelo que se impone es de partido único, El PSUV. Si los partidos democráticos no legitiman sus autoridades desaparecerán. Cada día que pasa nos parecemos más a la oposición cubana. Esto hay que corregirlo inmediatamente y exigírselo a los partidos hoy con dirigentes y militancia menguada. Sin renovación desaparecerán. Falta por demás en ellos la tarea diaria en la construcción de las tareas opositoras que le den vida a la exigencia social de calidad de vida hoy perdida, pero garantizada en la constitución.
Electos estos dirigentes, la comunidad internacional tendrá con quien hablar, y esos dirigentes tendrán a todo un país por dirigir.
El ciudadano necesita dirigentes que estén claros con quien es su adversario. Para que pueda en consecuencia puedan seguir sus dictados. Por ejemplo, la única manera de imponer el racionamiento es por vía del carnet de la patria, si el ciudadano se inscribe, se asimila al modelo comunista que lo limitara y racionara; si no lo hace el gobierno no tiene como imponer su racionamiento. En esto juega mucho el tema de los valores individuales, también la crisis para conducirlos a la miseria, pero sin un liderazgo fuerte que los oriente seguirán llegando solos al comunismo, aún y cuando sean de oposición.
Solo que un liderazgo electo se podrá pasar a la fase de la organización de base, que hoy no existe, para articular la lucha.
Este es el comienzo de la nueva y única ruta para desplazar a los comunistas. Repetir lo mismo es tener los mismos resultados. (Carlos Casanova Leal)