¡De acuerdo!, pero deberán esperar 24 días por razones de seguridad nacional , le respondió el Gobierno sirio a la OPAQ ( Organización para la Prohibición de Armas Químicas ), cuando esta solicitara llevar a cabo una inspección en Duma, ciudad que reportara un ataque con rociadores de gas tóxico, arrojando un saldo de 40 muertos, el pasado 07 de abril. Una vez transcurridos los «24 días «, cuando una patrulla de la ONU ingresó en Duma con el fin de examinar las condiciones del área, previo al ingreso de la delegación de la OPAQ, fueron cercados y expulsados por una multitud. Hablamos de una ciudad en Siria. Si plasmáramos este mismo patrón a la iniciativa de sondear con firmeza el desenvolvimiento iraní en materia nuclear, tal como lo ilustra el tratado que Estados Unidos ahora desatiende, deberíamos multiplicar el ejemplo cientos de veces. El acuerdo nuclear que D. Trump acaba de anular con el país persa era en rigor obsoleto de base; tan inútil que ni siquiera valía la pena derogarlo. Ejercer un peritaje eficaz sobre la actividad nuclear iraní asoma como una inferencia que probablemente suscitó carcajadas en el gabinete reducido de la Guardia Republicana. Según encuestas recogidas por la prensa norteamericana, más del 60 % de los estadounidenses consideran que su presidente se equivocó al salir del acuerdo nuclear con Irán. Pues… los datos proporcionados resultan de compleja evaluación, si consideramos que ese mismo porcentaje y más les fuera adjudicado a los votantes de Hillary Clinton en la previa de las últimas elecciones presidenciales de ese país. Más atinado resulta asumir que la divulgación de Wall Street, la prensa y Hollywood, trepan una vez más sobre los sectores carentes de difusión. Por su parte, los europeos circunscriptos al tratado con Irán anunciaron su intención de darle continuidad. Si fundamentamos el plan nuclear iraní en su insistente llamado a la destrucción de Israel, el convenio resulta por lo menos ambiguo, con la ausencia de Norteamérica. Como corolario del suceso, obtuvimos una andanada de misiles que la presencia iraní en Siria lanzó hacia territorio israelí, el pasado 09 de mayo. La noche posterior, una treintena de aviones de combate israelí, F-15 Eagle y F-16 Falcon, asestaron durísimo golpe sobre la infraestructura iraní en Siria. El traslado gradual de fuerzas iraníes a Siria pareciera ser impulsado por el Ayatollah Alí Jamenei – autoridad suprema en ese país -, más que por la inteligencia militar iraní. Dicha estrategia eleva reminiscencias del comienzo de la Guerra de los 6 Días, cuando los israelíes acabaron con la fuerza aérea egipcia, destruyéndola en tierra antes que esta entrara en combate. Resulta casi elogiable la franqueza del anuncio iraní, que no responderá a la agresión. Está claro que el despliegue de fuerzas iraníes en Siria encontró aparatosas limitaciones a la hora de los hechos. Pero, lejos de tranquilizarnos, el error logístico nos sitúa ante la inminente posibilidad de reeditar esta confrontación en una superficie mucho más extendida, que demandará armamento más sofisticado y provocará convulsión regional.
(Daniel Teleson)