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22 de noviembre de 2024
“Hemos puesto en marcha una nueva doctrina militar en Venezuela: la guerra de todo un pueblo. Si aquí vienen a meterse con nosotros, no será sólo con los militares venezolanos, será con todo un pueblo, será con todo un país dispuesto a defender la sagrada soberanía de nuestro territorio”
Hugo Rafael Chávez Frías (Mensaje Anual a la Nación, 13 de enero de 2006)
Las próximas elecciones de gobernadores de estado que se realizarán en el país el venidero 15 de octubre, además de su importancia electoral tienen una gran significación estratégica y geopolítica, por estar en juego el destino de la Patria que debe consolidarse.
No se trata de cambiar un gobernador por otro y buscar un sustituto, por el capricho de intereses personales o de algún partido del Gobierno o de la oposición venezolana, representada en la fracasada MUD… ¡No!
Detrás de esta nueva contienda electoral, la número 22 de este proceso revolucionario, hay muchas cosas de gran trascendencia que están en juego y requieren un voto consciente y responsable por parte de todos los venezolanos.
Unido a ello, las elecciones se realizan en un momento de ataques despiadados por parte del imperio norteamericano y de su actual líder, el presidente Donald Trump, quien cada vez parece botar los tapones y enfilar baterías a diestra y siniestra contra la tierra de Bolívar.
Destaca también en la venidera contienda electoral de octubre, la madurez que hemos adquirido los venezolanos dentro de este proceso revolucionario.
Proceso que si bien ha sido asediado y atacado por todos los frentes, e incluso en lo interno por los enemigos de La Patria, también ha puesto al descubierto dónde es que están sus auténticos y verdaderos hijos, quienes como un solo hombre debemos defender la tierra de Bolívar y la de los libertadores de América contra cualquier gringo invasor.
Pero debemos también señalar en este marco de las elecciones de gobernadores, que allí también se refleja un estado de la República Bolivariana de Venezuela, el cual cumple (con los demás estados) un rol estelar y de singular importancia en la actual coyuntura política que atraviesa el país.
Se trata del estado fronterizo del Táchira, colindante con el oriente colombiano y su departamento Norte de Santander por el occidente venezolano, junto al estado Zulia, también con una extensa frontera por los lados de La Guajira y del Golfo de Venezuela, lugar que dio origen al nombre de nuestro país.
En el Táchira, por elección directa y secreta, los paisanos eligieron al mayor José Gregorio Vielma Mora, quien nuevamente opta por este cargo bajo las banderas del Psuv y del Gran Polo Patriótico (GPP).
Son muchos los factores que avalan la gestión de Vielma Mora en la Gobernación del Táchira y en la frontera, y a pesar de algunos errores, los cuales estamos seguros serán superados en su segundo mandato, será electo nuevamente gobernador.
La elección del militar del 4 de febrero, tachirense de pura cepa, viene como anillo al dedo ante el ataque despiadado del imperio y en especial, su peón de brega (el Israel de Suramérica), la vecina tierra de la Nueva Granada representada por el dueto diabólico de Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez.
Es por ello que nos atrevemos a decir que si bien además de las guarimbas, la guerra económica y la reincidencia de una oposición terrorista a la cual ha tenido que combatir con valentía Vielma Mora, también ha tenido que actuar contra la mano peluda del gobierno colombiano, quien como un azote nos ha traído todos los males y las siete plagas de Egipto con sus paramilitares a la frontera.
“No es concha de ajo”, como acostumbra decir el Presidente Maduro, lo que encontró por herencia el gobernador tachirense, además de un arraigado daño destructivo en el pueblo tachirense.
Desde el contrabando, trata de blancas, narcotráfico, paramilitares, negocios ilícitos, extracción de alimentos y en especial de combustible (gasolina y diésel) son vicios que conviven en la frontera y han sido reactivados – en profeso – para afectar nuestra economía y hacer daño al sistema político y al proceso revolucionario de nuestro país.
Contra Vielma Mora la derecha antipatria y golpista, ha fabricado los más variados expedientes y “falsos positivos”, para desprestigiar su hoja de servicios como gobernador revolucionario. No ha quedado ningún flanco que no haya sido atacado para impedir la reelección del líder del 4 de febrero.
La conjura que se ha pretendido establecer en el Táchira ha tenido que superar las más extremas defensas, lo cual es una señal de que se está en el lado correcto de la historia y de la expresión ¡“ladran Sancho señal de que cabalgamos”! como decía Don Quijote a Sancho Panza.
Para contrarrestar la acción revolucionaria y la campaña de Vielma Mora a la Gobernación, la oposición y la MUD, incluso por encima de las apetencias de los propios partidos de la derecha tradicional (AD, Copei, el MAS y algunos sectores de PJ y VP) impusieron y sacaron del sombrero de un mago a una candidata.
Se trata de una mujer venida como por arte de magia por aquello “ni con el pétalo de una flor”. No obstante, a pesar de su carita de ángel bien lavada, la “señora bonita” parece haber sido formada en la escuela de la canciller María Ángela Holguín, en Colombia.
Sin entrar a escudriñar su vida privada, la cual respetamos, su presunto currículo (no el público) señala que Laidy Gómez procede de las filas de un sector de AD (la dirigencia tradicional la odia) fue apoyada además, supuestamente – según patriotas cooperantes – con recursos de dudosa procedencia y la gente de Rubio la recuerda más por sus andanzas al otro lado del río que del lado venezolano.
Ante el peligro de las venideras elecciones, la candidata a gobernadora del Táchira, quien en más de una oportunidad esgrimió desde la CLR de San Cristóbal, el supuesto origen colombiano del Presidente Maduro, no soportaría una investigación de su origen en las prefecturas de Rubio, donde con frecuencia desaparecen ¡oh casualidad! las partidas de nacimiento.
Pero este problema se lo dejamos a los sabuesos policiales. La estrategia de Laidy Gómez se ha orientado a presentarse a la Gobernación del Táchira como “una mosquita muerta”, quien no quiebra un plato, al lanzar acusaciones contra Vielma Mora del maltrato a mujeres.
En el Táchira, donde en los últimos años se han cruzado inversiones que transitan la frontera sin pedir permiso, existen capitales golondrinas que van y vienen y muchos pagan hasta diferencias sustanciales por el bolívar en las casas de cambio de San Antonio y Cúcuta.
Otros más atrevidos no soportarían, inspirados en los falsos positivos de Uribe, una pesquisa de sabuesos en los archivos de los registros del Táchira para determinar el origen de sus propiedades y en especial la de fundos y haciendas.
El asunto es que por ser el Táchira un estado estratégico y fronterizo, por él se pasea una mano peluda tratando de imponer una candidata formada en los límites del Norte de Santander y bajo los guantes de seda de Uribe Vélez, junto a otros testaferros, quienes administran oscuras fortunas en la zona fronteriza, presuntamente, de negocios de sustancias sicotrópicas y estupefacientes.
No es casual ni ingenuo pensar que antes de inscribir un candidato o candidata a un cargo público de importancia como una Gobernación, se le debería revisar con pelos y señales su declaración jurada de bienes y la procedencia de los dineros que apuntalan su candidatura.
Por eso decimos que si de patriotas se trata, en el Táchira nos estamos jugando el pellejo con una carita inocente, quien podría exponer al mejor postor la media luna fronteriza a los intereses de la oligarquía colombiana.
En la frontera tachirense con Colombia se vende y se trafica no sólo con gasolina y gasoil, sino con candidatos fabricados en los laboratorios de algún brujo de Medellín o en las escuelas cercanas de la “ciudad pontálida” de Rubio…
En la frontera del Táchira no sólo estamos defendiendo los antiguos predios de Juan Vicente Gómez o del revolucionario Cipriano Castro, sino la frontera de Venezuela y por ende, la estabilidad de la Revolución Bolivariana.
¡Amanecerá y veremos! (Marco Tulio Arellano)
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