Al observar y vivir los efectos fatales de la I Guerra Mundial entre 1914-1918 y la humillación que padeció Alemania ante los países triunfadores, el incipiente líder Adolfo Hitler se empeñó en conquistar el poder para desquitarse de la derrota sufrida por su país. Después de una ardua lucha política asume la Cancillería alemana, el 30 de enero de 1933. Desde su alto cargo emprendió una drástica revolución. Entre sus propósitos tuvo los siguientes: aprovechó la pugna del partido comunista para sacar de la escena política a los socialdemócratas; la aprobación por el parlamento (Reichstag) de una ley para darle plenos poderes al Führer; creación de un único partido, el Nacionalsocialista, la formación de las brigadas de choque S.A. y S.S. (cualquier parecido con los colectivos chavistas es pura coincidencia…), la lucha frontal contra los grandes capitalistas y la concentración de los poderes en sus manos y el propósito de destruir a los judíos y otros grupos sociales por considerarlos una amenaza para la comunidad racial germana. Además de suponer a los alemanes una raza superior y a los judíos una casta inferior.
Aunado a la persecución bestial a los israelitas, el nuevo gobierno persiguió a otros sectores de la sociedad, estimados de inferioridad racial, como: los romaníes o gitanos, los discapacitados y varios pueblos eslavos: polacos, rusos y países circunvecinos. Asimismo, fueron hostigados varios grupos por motivos políticos, ideológicos y de comportamiento: los comunistas, socialistas, masones, homosexuales y Testigos de Jehová. Durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial los alemanes y sus colaboradores asesinaron a más de seis millones de judíos, como parte del programa denominado la “solución final”, así como otros pueblos contentivos en la “Eutanasia”.
La gran matanza de los judíos ha sido llamada Holocausto. El mismo es catalogado una enorme mortalidad, especialmente la que tiene como fin exterminar un grupo social por motivos de raza, religión o política. El holocausto del pueblo hebreo a manos del ejército criminal nazi fue un episodio histórico terrible. Esa carnicería de seres humanos es considerada la primera y la más grande del Holocausto acaecida en la historia de la humanidad en los últimos tiempos. Semejante atrocidad la cometieron los secuaces militares del más desmedido de los asesinos del siglo XX, Adolfo Hitler, en Alemania.
Entre los procedimientos aplicados para acabar con los supuestos enemigos estaban: bombardeos, fusilamientos, uso de gases tóxicos en hornos, trabajos forzados, desmedidas caminatas, hambre, torturas, campos de concentración y demás alevosías. A medida que se afianzaba en el poder, Adolfo Hitler consolidaba el imperio del terror, dominio, supremacía de la raza aria y una política de invasión y expansión hacia varios países. Así ocupó unos cuantos de ellos: Austria, Checoslovaquia, Polonia, Francia, Bélgica, Noruega, Holanda y parte de Rusia.
Al observar los fundamentos históricos e ideológicos de Holocausto, se ha establecido que el antisemitismo y la persecución de los judíos eran principios fundamentales de la ideología nazi. En 1920 los nazis publicaron un programa partidario, donde declararon la intención de segregar a los judíos de la sociedad aria y por consiguiente abolir sus derechos políticos, legales y civiles. En ese orden, el 7 de abril de 1933 crean la Ley de la Restauración de la Administración Pública, la cual excluía de ella a los funcionarios y empleados judíos y se limitó el ingreso de los alumnos semita a los institutos educativos y o las universidades alemanas. Con el tiempo, el régimen ultraderechista eliminó el ingreso de ellos a la educación.
El Holocausto como prototipo de genocidio se basó en la educación sobre el antisemitismo, cuyos ingredientes fueron el odio, discriminación y la intolerancia. En conclusión se estima al genocidio como el mayor fracaso de la educación integral en las escuelas, colegios, universidades y demás instituciones dedicadas a la educación. El genocidio se produce a la preparación sistemática y al adoctrinamiento en función de la convicción equivocada de que los alemanes eran una clase social superior. De ahí que este crimen capital, así reconocido en la historia, se llevó a cabo con ventaja, premeditación y alevosía en desmedro de un pueblo indefenso y en mengua.
La práctica del odio, el antisemitismo y la intolerancia propició el reventón del Holocausto como arquetipo de un genocidio. El asesino de Hitler empleó a las escuelas y universidades como los centros de propagación antisemita, de discriminación e intolerancia. Al propagarse la tiranía nazi, los esbirros del régimen usaban métodos violentos para conseguir sus empeños arbitrarios. A raíz de esta barbaridad entre dos y tres millones de prisioneros de guerra soviéticos fueron asesinados o fallecieron por enfermedades, inanición, negligencia o maltrato. Amén, de millones de polacos y rusos deportados para hacer trabajos forzados y donde millares murieron por condiciones deplorables de estadía y labores. También esa tiranía oprobiosa construyó campos de concentración donde recluían a los adversarios políticos e ideológicos. Para mayor control de los presidiarios y su posterior deportación inventaron y crearon los ghettos, los campos de tránsito y campos de trabajo forzado, prácticamente para los judíos establecidos en los territorios ocupados. Al acercarse el final de la Segunda Guerra Mundial y ante el avance arrollador de las fuerzas aliadas, los germanos comenzaron a liberar a los prisioneros de los campos de concentración y los que iban en las marchas forzadas hasta el 7 de mayo de 1945, cuando las fuerzas armadas alemanas se rindieron incondicionalmente a los vencedores.
En 1945 el ejército rojo, después de arrolladora campaña liberó el campo de concentración llamado Auschwtz–Birkenau, el más cruel y grande de los centros de exterminio nazi. En atención a esta fecha memorable e imborrable, la Asamblea General de las Naciones Unidas según resolución 60/7 designa el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Para destacar tal acontecimiento expresó: “Recordación del Holocausto: educar para un futuro mejor”.
“El tema de las actividades conmemorativas y educativas sobre el Holocausto, incluida la Ceremonia Conmemorativa de Holocausto, es “Recordación del Holocausto: educar por un futuro mejor”. Este tema pone de relieve el hecho de que la educación sobre el Holocausto tiene una dimensión universal y puede ser un foro adecuado para fomentar el respeto de los derechos humanos, aumentar la tolerancia y defender nuestra humanidad común. El Holocausto constituyó un momento histórico decisivo del que es posible extraer valiosas lecciones hoy acerca del peligro del extremismo y la prevención del genocidio”. Organización de las Naciones Unidas.
Al conmemorarse este terrible espectáculo pidamos al Todopoderoso nunca aparezca un asesino en masa de los adversarios de sus designios totalitarios y sanguinarios. Amén. Que la Divina Providencia nos proteja de los quebrantamientos políticos. (Alejo García S.) /