UNT y MPV suman su respaldo al candidato presidencial de coalición
24 de abril de 2024
Alejo García
Desde tiempos inmemoriales existió el trabajo infantil, algunas veces explotado como esclavitud, al utilizarlo en labores normales o peligrosas con la finalidad de obtener beneficios económicos de ellos, por parte de los adultos, que afectaban unas cuantas condiciones, entre ellas: el desarrollo personal, emocional, bienestar, padecer enfermedades, dolencias crónicas, desnutrición, sufrir cortes, quemaduras y lesiones en su organismo por utilizar maquinarias y herramientas no apropiadas para su edad. En muchas ocasiones, a los niños y niñas se les consideraba y trataba como esclavos y eran sometidos a muchos abusos por los mayores. Esa práctica abusiva es conocida como explotación o también esclavitud infantil.
Actualmente, aunque cueste creerlo, existen todavía menores en el mundo que no van a la escuela o no disfrutan de sus entretenimientos por cumplir tareas de trabajo. Según datos publicados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay aproximadamente 215 millones de niños y niñas, de edades entre 5 y 17 años, que no asisten a los institutos educativos por estar sometidos a diversas faenas. En algunos países practican abusos con ellos, desde hace mucho tiempo. Así tenemos, por ejemplo: Yemen, considerada una de las naciones peores para vivir la niñez; Nepal, aparte de emplearla en tareas no aptas para ella, ejercita la trata, el abuso social, que hace estragos en la sociedad y particularmente en los pequeños, Myamar, donde la niñez trabaja en condiciones de servidumbre; Perú encabeza las naciones de Sudamérica con las mayores tasas de trabajo infantil, y en Bolivia hay millones de ellos que han abandonado sus estudios para laborar y ayudar a su familia que padece penurias. Existen otros países que todavía emplean el trabajo de los menores.
Para erradicar y menguar el trabajo infantil existe una exhortación general de la OIT y de otros organismos encargados para que ese sometimiento en menores no se aplique. En ese aspecto, estas son algunas recomendaciones: dar empleo de calidad a sus padres responsables de niños y niñas para cumplir a cabalidad su rol de protectores de sus descendientes y así que los mismos asistan a la escuela; eliminar las normas sociales que lo legitiman y los gobiernos respectivos deben proteger los derechos de la infancia y crear conciencia en la sociedad y evitar esa transgresión a los menores de edad. En 1999, la OIT adoptó el convenio Nro. 182, destinado a regular las peores formas de trabajo infantil. En 1992 creó el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (PIETI). En ese sentido sugiere, como objetivo primordial, disminuir y prevenir el trabajo infantil mediante una seria de políticas, programas y acciones, con la finalidad de enfrentar sus causas y efectos, desde el punto de vista de corresponsabilidad en ese mal, en detrimento de la niñez. En julio de 2019, la Asamblea General de la Naciones Unidas (ONU), para reforzar la aprobación de la OIT contra el trabajo de los menores, declaró 2021 como el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. A tal efecto, la Resolución A/73/L101, expresa: “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluido el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”: Organización de las Naciones Unidas.
El trabajo infantil está prohibido por el Derecho Internacional, debido a múltiples consecuencias. El mismo contiene tres categorías: las formas peores de trabajo infantil son: esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas, reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, prostitución, pornografía y otras tantas actividades ilícitas, trabajos efectuados por niños que no alcanzan la edad mínima especificada para este tipo de labor, según normas internacionales, y un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño al hacer faenas peligrosas.
Al conmemorar el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, hagamos esfuerzos solidarios entre los diversos sectores de la sociedad para alcanzar la felicidad y bienestar de la niñez a nivel mundial. Si logramos esa aspiración, tendremos menos problemas y entonces habrá menos inconvenientes sociales, mayores beneficios colectivos y un desarrollo integral y armónico. Enhorabuena a nuestros niños y niñas, promesas de un futuro exitoso.
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