Dentro del plan que se ha trazado el Gobierno de embaucar a los potenciales electores y no resolverle su situación de supervivencia, acción ejecutada  a través de su más alto vocero, ha venido otorgando  bonos o supuestas ayudas a determinados individualidades, para que dispongan de un apoyo financiero y de esta forma puedan flotar en el mar de desaciertos  dentro de los cuales se desenvuelve la vida de los venezolanos,

Lo que comenzó en los primeros años del régimen, y tomó fuerza a raíz del movimiento que lo colocó en el filo del despeñadero en el 2002 al entonces mandatario, las denominadas misiones que le permitieron  superar el poco respaldo popular, ha sido convertido en uno de los programas de mayor despilfarro y corrupción  que jamás se haya visto en la administración pública  nacional y para lo cual no hay control, pues validos de una serie de artimañas compran y se dan el vuelto, a no ser que se trate de aplicar la revancha a quienes son críticos suyos dentro de la macolla partidista y oficialista.

Los bonos aprobados en los últimos meses del pasado año e inicio del actual, que no es otra cosa que un mecanismo para comprometer al beneficiario con el voto, y de esta forma  mantener el control del Ejecutivo para  continuar  la borrachera administrativa, soportando el plan en lo que han denominado por la defensa de la soberanía, la independencia  y la protección de los venezolanos.

Lo que no explican ni destacan es que el único bono que han recibido  todos los sectores, es el bono castigo: hiperinflación,  escasez de medicinas,  alimentos, pésimos servicios públicos, inseguridad, emigración  de compatriotas; pobreza, desempleo, exclusión,  lo que constituye un verdadero bono integral, que ha ocasionado muerte de neonatos, personas adultas y hambre.

Junto a este doloroso cuadro, recordemos el desastre de los centros asistenciales, a consecuencia  del mal estado de los equipos y la muerte de pacientes por la ausencia de asepsia en los mismos. Este panorama pasa inadvertido para el grupo que controla el poder, insensible ante el deterioro socioeconómico-asistencial del país, que no les permite ver más allá de sus ambiciones  personales y  rehúyen su responsabilidad culpando a líderes de otros países de la hecatombe en que nos encontramos.

El Gobierno busca vendar los ojos con dádivas y limosna, para que no se vea el futuro y caigamos al abismo del socialismo comunista, que ni siquiera en donde se aplicó este sistema ahora existe.

Aun cuando lo niegan, la depauperación  del venezolano es evidente y no es “un dominio de las tinieblas”, que pretenden imponer quienes propugnan el socialismo marxista-llamado por ellos del siglo XXI- al que pertenece el subgrupo que promete el paraíso  para la vida terrena, lo que no es de más que estamos  viviendo una opereta política.

En función de sus intereses, tratan de glorificar a trabajadores, jóvenes y mujeres de bajos ingresos, de la fatiga que han propiciado  a lo largo del ejercicio del poder, vislumbrando esta acción como un proceso de progresiva burocratización y consiguientemente nacionalización, para caer en el socialismo de Estado y con ello más desastre.