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4 de julio de 2024
En el momento de más baja popularidad del régimen, cuando está implosionando desde adentro, cuando tiene una crisis económica que no puede manejar, cuando la comunidad internacional está muy activa estableciendo sanciones a funcionarios corruptos y violadores de DD.HH., es el preciso momento también cuando la oposición está más débil, desarticulada, con severos problemas de credibilidad y sin prestigio.
Lo advirtieron analistas como Thays Peñalver, cuando comparaba la situación de la oposición de Zimbabue con el régimen de Mugabe, y la oposición venezolana frente al régimen de Maduro. El diálogo sin resultados sirvió para darle tiempo a Mugabe, mientras la oposición se desprestigiaba; lo mismo sucedió en Venezuela, el diálogo y la cercanía de los dirigentes opositores jugando en la estrategia del Gobierno, los terminó desprestigiado.
Los ciudadanos saben cómo llegamos hasta aquí, por los actos y acciones premeditadas e inducidas del gobierno revolucionario, y por los errores de la oposición en principio, pero por las cercanías al gobierno en estrategias que sacrificaron el músculo que se tenía en la calle y ya se perdió.
Los dirigentes de la MUD no supieron qué hacer con las manifestaciones gigantescas de venezolanos en la calle en actitud de combate para poner punto final con el comunismo enquistado en Miraflores. No supieron qué hacer con la mayoría en la Asamblea Nacional.
La abstención nunca será por la admisión de la sociedad del mensaje de la MUD, que no sabe qué hacer el lunes, después de las elecciones.
Lo repetiré, la antipolítica es la política que los dirigentes aplicaron en sus partidos, hasta agotarlos, dejándolos sin inserción social, sin propuestas y sin dirigentes.
La actual dirigencia ya no es la alternativa frente a Maduro, pero tampoco es la alternativa frente a la crisis venezolana, ya que creen que solo cambiando presidente se comienza a solucionar, exhibiendo otro rasgo de incomprensión; ya que solo cambiándolo todo es como puede haber cambio. Son 20 años de leyes socialistas que no se desmontarán gradualmente.
Nosotros, como ciudadanos, tenemos que cambiar para que las cosas cambien; no seguir apoyando a los que hasta aquí nos trajeron, es una primera tarea. Para ser alternativa y lograr el cambio, tenemos que dejar de hacer lo que venimos haciendo, para hacer cosas distintas.
La mayor preocupación de la comunidad internacional es que aprecian que no hay liderazgo en la oposición para navegar las aguas turbulentas de una crisis de hambre que padece Venezuela. Sin embargo, presionan la salida del régimen.
Datanálisis, en su último estudio de mayo 2018, revela que tanto la MUD como el PSUV están empatados en el rechazo ciudadano. Ambas organizaciones tienen la misma evaluación negativa, donde un 73,1 % corresponde al oficialista y 73,6 % corresponde al opositor.
Saldremos del régimen, pero es necesario organizarnos desde la sociedad para asumir el
compromiso por Venezuela y no por una candidatura presidencial.
Estaremos recorriendo las comunidades para invitarlas a nuevas estructuras sociales
para asumir la alternativa frente a la crisis, para convertirnos colectivamente en la construcción programática que supere la crisis en la Venezuela, después de Maduro y el comunismo.
Tengan la certeza que llegó el momento de la salida, advirtiendo que vienen días más
duros, que estamos apenas entrando en el vórtice de la oscuridad, pero tengan la certeza que el punto más oscuro es el momento anterior al
amanecer.
Dios los bendiga. (Carlos Casanova Leal)
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