Carlos Casanova
La narrativa construida por la izquierda a lo largo de los años, giro entorno al anti-imperialismo yanqui, cuestionando la dependencia de los países, y con ello su bandera de agitación política.
El mundo, no se percató del hecho que la política globalista posterior a la apertura China, que promovió el traslado de las industrias al país oriental, lo convertiría nuevamente en imperio como lo fue en el siglo XIII.
La izquierda en el mundo facilitó y estimuló el aumento de la influencia de China y con ello su dependencia, construyendo un polo de poder que denominaban contra-hegemónico, pero que al final lo que construían era una nueva hegemonía.
El virus Chino despertó al mundo de la excesiva dependencia; fue el ocultamiento primero, la mentira después y la escasa información, así como su negativa a que científicos de otros países visitaran Wuhan para coadyuvar en la investigación, fue lo que dejó entrever que podía haber formado parte de una conspiración.
Evo Morales, señalo por ejemplo atribuyéndole a China haber “ganado la Tercera Guerra Mundial (biológica) sin disparar un arma” y si consideramos las declaraciones del director del Centro para China en la economía mundial, David Li Daokui, cuando expreso “Estamos a merced de otros cuando se trata de chips de computadoras, pero como el exportador más grande del mundo de materia prima para vitaminas y antibióticos. (…) Si reducimos las exportaciones, a los sistemas médicos de algunos países occidentales no le irá bien …” pues estamos en una dependencia peligrosa, considerando que China es un totalitarismo de partido único y está propiciando a partir de la pandemia creada un totalitarismo expansivo.
Ya con Trump el mundo comenzó un proceso de desglobalización, y desde su llegada a la presidencia estimuló el retorno de la industria americana para que regresaran. Con esta pandemia otros presidentes igual han sentido que es un grave error depender de China, y están comenzando a promover el retorno de empresas a sus países de origen.
La izquierda en ejercicio de una doble moral, nunca cuestionaron la constitución de imperialismo Chino y la dependencia de los países a niveles de los que nunca tuvieron con EEUU.
La lección de esta circunstancia para los políticos en ejercicio de gobierno, es que no se puede hacer ni permitir negocios con países que como China tienen mano de obra en condiciones de esclavitud y semi esclavitud, por un producto más barato.
Al final la postura de la izquierda contra EEUU, es una posición que atenta contra la cultura occidental, han creado un complejo en Latinoamérica para que no se sigan los pasos del mundo de la economía y democracia liberal, por la que debemos trabajar, para acabar con doctrinas que nos mantienen viviendo en el pasado y aspiran a que vivamos bajo signos de dominación y control social.
Dios Los Bendiga-