Invitan a XXII Expofoto: Arte y tradición en imágenes
26 de marzo de 2025
Julieta Cantos
La pasada semana tuve que viajar a Caracas por cuestiones de trabajo… y de amigos. Me enredé de tal manera que no pude escribir el artículo, pero afortunadamente pude destinar tiempo a pensar sobre la cantidad de temas que podía escoger para desarrollar. Lo lamentable es que todos los eventos ocurridos fueron reiterativos. La falta de sensatez y sentido común es el orden del día. El reinicio unilateral de la guerra contra Gaza. La arrogancia de líderes de supuestas democracias como la norteamericana representada en Trump y Elon Musk, convocando el primero más sanciones, y deportando a migrantes como presuntos delincuentes invocando una ley marcial, e ignorando una sentencia judicial que lo prohíbe, encarcelando sin el debido proceso a personas por el simple hecho de tener tatuajes, o ser latinos; y el segundo, demoliendo en un tris la larga historia reivindicativa salarial y de horarios de los empleados de las instituciones gubernamentales y de la clase trabajadora, en general; a tal punto ha resultado esta arrogancia que la propia Deutsche Welle reseña cómo el diario alemán Die Tageszeitung señala que “Trump se burla del Estado de Derecho estadounidense a un ritmo sin precedentes”. Por otro lado, el empoderamiento del Tren de Aragua por la mediática internacional y nacional como la banda delictiva criminal más importante en los últimos tiempos… por encima de la mafia italiana, colombiana, mexicana, rusa y pare usted de contar. Escándalos permanentes de la USAID, con nombres y apellidos. Desarticulación de la narco conspiración de falsos positivos internacionales desde camaroneras del Zulia. Más declaraciones extemporáneas de la oposición venezolana extrema sobre Venezuela y los venezolanos, en lugar de convocar unidad y solidaridad hacia sus compatriotas. Esa misma oposición que ha promovido desde el 2017 la inestabilidad cuando el propio Borges declaró que “Venezuela era una enfermedad contagiosa para toda la región acompañado de ese problema social de las migraciones”, afirmando que “Venezuela era el foco de la inestabilidad y de todo lo que significa la degradación social”, declaración hecha en el contexto del bloqueo impuesto por EEUU, realizándose una campaña nacional e internacional permanente contra los migrantes venezolanos… Y como esto no fue suficiente, vincularon de forma genérica a nuestros connacionales con el Tren de Aragua, promoviendo con los medios internacionales a una “banda delictiva internacional”, justo luego de haberse declarado como desmantelada. Este desmantelamiento y captura de la mayoría de sus integrantes no ha sido igualmente publicitado… y cuando se publicita no se aplaude, se denigra. Ucrania, Rusia, España… Ruido, mucho ruido, tanto ruido que asombra. Y me di cuenta una vez más que quien detenta el poder al nivel que sea, es quien jerarquiza según su visión, por lo que yo tomé una vez más la decisión de apostar por la solidaridad y la alegría, propias de nosotros los venezolanos.
Tomé el metro para ir al centro. Me puse en la cola para obtener por 30 Bs. mi tarjeta de la tercera edad que me permite desplazarme todos los días a todas horas gratis, en contraposición de cómo se hacía hasta ahora, en donde simplemente pasaba sin control. Amante como soy de las estadísticas, me encantó el hecho de que pudieran llevar registro de cuantos adultos mayores hacen uso del metro. Delante de mí había un señor tratando de comprarla a través del sistema de pago biométrico. El aparato no le reconocía la huella, mientras el funcionario atendía una llamada interna. Pasaban los minutos y nada… Yo me volteé hacia una señora y su hija adolescente que estaban detrás de mí, y comenté: “Es que la vejez hasta la huella le borra a uno…” Nos soltamos a reír un buen rato. Una risa sabrosa, sincera, abierta. Eso somos. No pude dejar de notar que las instalaciones estaban impecables, al subir al vagón, el mismo tenía aire acondicionado, y varios vendedores jóvenes pregonaban su mercancía. Uno en particular ofrecía “Halls mento liptus, el original” de cereza, menta, y otros sabores a 20 Bs… Solo 20 Bs. por la mano de obra. Una cascada de risas. Otro ofrecía bolígrafos negros, azules y rojos… mientras declaraba que era nuestra oportunidad para cambiar el que no sirve. De pronto sube la vista, me mira fijamente, me confunde con una extranjera, y en un santiamén me lanza una frase: “Cambiamos dólares, divisas, también hacemos eso…” Risas de nuevo. Puedo pasar un buen rato contando anécdotas como estas. Todas verdaderas, espontáneas…de esas que nos definen como venezolanos, afrontando con alegría, situaciones adversas. En Venezuela afortunadamente no vivimos una guerra civil, a pesar de los intentos de un pequeño sector. No quiero repetirme pero me gustaría convocar el sentido común de aquellas personas pensantes de los diferentes sectores políticos para que se nucleen en función de nuestro país, de nuestro estado, nuestra ciudad, para que jerarquicen, prioricen, los objetivos generales y sectoriales en base a una visión común, inclusiva, nuestra, que anteponga los intereses particulares por los de todos. Sería interesante que conformaran un programa de gobierno regional que ejecutaría el que ganara, en base a su aptitud, actitud, capacidad de trabajo, eficiencia, y capacidad de convencer al otro para que lo crea. Por supuesto, el famoso consejo de sabios del que tanto hablo siempre, auditando, impulsando, sensibilizando.
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