Opinión
El mural de la capilla francesa del Seminario Eudista de La Grita
19 de enero de 2022
Néstor Melani-Orozco(*)
En el viejo baúl del pintor, entre un siglo, los bocetos de maestro. El lápiz de plomo, el retrato de Leonardo Ruiz Pineda, las cartas italianas y una fotografía del reverendo rector, entre unas llaves de bronce y la noticia de la muerte de Gaitán…
Dibujaba como si en algún lugar de Urbino estuviese su vida, lo dijo el padre eudista Jean Baptista Cabaret, en los acordes de un recuerdo…
Me lo describió en una carta el reverendo provincial de la orden de San Juan Eudes de Caracas, cuando expresaba con tristeza cómo habían demolido el tercer seminario eudista de América y, sobre todo, la capilla neogótica con un altar pintado por el maestro Pepe Melani. Afirmación de la que fue testigo el reverendo eudista Fernández Lacroix, con el verdadero sentido de una obra de arte…
Y desde el alma, Hugo Baptista lo llamó: «El pintor de cúpulas, ángeles y del ensueño del Seminario Kermaría».
Descrito en los encantos que dijo la Ciudad oculta detrás de la Niebla…
Más pedir se le hiciera un reconocimiento al sacerdote francés en colocarse a una calle con su nombre. Al recuerdo del sacerdote y coronel de la primera Guerra Mundial y a su misión en la ciudad de La Grita, donde en su beatificación el amor por una gran escuela de filosofía… y mensajera de la teología cristiana.
Ayer, entre tantas cosas de un 10 de enero del 2022, año nuevo, me reencontré con la carta del ilustre provincial y sacerdote y junto a ella los bocetos de mi padre sobre la distinción del altar de la capilla eudista, que realizó en 1936. Cuando de amor le acompañaban en buenas mañanas el poeta Teodoro Gutiérrez Calderón y el Dr. Julio Mora Méndez, entre sonatas, la guitarra, el piano, el violín y los versos de la prosa divina, mientras el pintor describía una inmensa pared del altar de 17 metros de ancho por 25 de alto. Así lo contó el escritor D. Ramón Parra. Y lo dijo muy de devoción en la revista «Cimarronera», entre la dignidad de otra Grita y las presencias francesas traídas en 1933 por el ideario del general Eleazar López Contreras, agradecido por haberse formado en el Colegio del Sagrado Corazón de La Grita, y el obispo Sanmiguel, primer decano de la diócesis de San Cristóbal. El joven sacerdote José Teodosio Sandoval, quien se estrenaba en la iglesia del Convento de los Ángeles.
En el venir desde Pamplona, de una congregación eudista francesa única, que sería en Venezuela, como único el relicario arquitectónico del neogótico de la cultura gala en este país.
Y La Grita virtuosa vio edificar y se enalteció de grandes presencias.
Pero no habló cuando los pobres ignorantes lo destruían en 1981.
Y sobre los bocetos de Pepe Melani estaba el infinito de Dios. Las fechas exactas de los tiempos y el amor por aquel lugar de la ilustración, donde estudiaron tantos valores, en la herencia de treinta años, después del otro colegio seminario de Mons. Jáuregui, de 1884…
Mas, el Seminario «Kermaría» se convirtió en la maravillosa escuela de los sentidos de amor al Altísimo y de la Francia inmensa en los albores de La Grita, que venía ya con el sobrenombre de «Atenas del Táchira» ante una escuela de valores que fue un orgullo nacional.
Monseñor Márquez, obispo de Mérida, lo dijo y habló de la obra de Pepe Melani, una mañana fresca de Sabana Grande, el ilustrísimo arzobispo de la ciudad de Mérida.
Monseñor Miguel Antonio Salas fue recordando los hechos y ejemplos de su seminario eudista de La Grita, la belleza del mural de su capilla, que poseía -lo dijo el inminente arzobispo- los albores de Doré en Francia y las reliquias que pudieron haber quedado, lamentablemente enterradas, que eran de la Legión Francesa, traídas como testimonios, de cristos italianos, de lienzos franceses enrollados, copones, oro, patenas y armas que se conservaban en una cripta en el fondo del sótano…hoy sepultados en el hormigón y sobre los muros y asfaltos de una urbanización…
Han pasado los años. La historia de La Grita jamás podrá borrar aquella herida del valor patrimonial y más de toda una ilustración consagrada al porvenir de jóvenes y a los méritos de la cristiandad…
Las campanas de Loira las llevaron a la capilla de la aldea del Surural. Y hasta el corazón de María abierto de brazos, aquella escultura diseñada del reverendo padre Laussal la arrancaron antes de derrumbar la capilla y la instalaron en ese lugar.
Los libros, muchos fueron quemados, más objetos, pinturas, lozas, vajillas, los robaron, y hasta los murales, muy después, siendo el edificio del Seminario, en 1971, prestado como Liceo Civil, donde allí realizó Pepe Camargo en memoria a «Carabobo», entre lo extraordinario de su calidad de mentor, muy joven, conjuntamente con el pintor, poeta y maestro Hugo Rangel y el maestro Eduardo Rey. Todo aquello desapareció…
Llantos vanos de las indiferencias y de las presencias de la incultura…
De políticos sin formación y sin memoria…
Las campanas de Loira, un día se las robaron del campanario de San Pedro del Surural y ni autoridades ni el pueblo dieron un reclamo…
Ahora La Grita es otra, herida en su arquitectura. Pareciendo una ciudad que nunca fue…
Y un 12 de septiembre de 1981 vinieron con palas y excavadoras a derrumbar un siglo de ilustración…
Y la capilla se desvanecía y uno de los planificadores del derrumbado templo dijo de llevarse el mural con Dios y los ángeles para su casa de campo. Cosa que nunca logró…
Las lámparas adornaron salas de nuevos ricos venidos de proletarios con disfraces de señores amos.
Mientras de amor, algún día, una universidad, la misma Iglesia católica entre escuelas de historia y de arquitectura, el Centro Nacional de la Historia y el instituto de Patrimonio Cultural, permitan investigar y hagan sentir el mérito del pasado, y «académicos» salgan de sus escritorios a salvar lo poco que dejaron los depredadores y pudo salvarse un mundo y tantas presencias hermosas…
Han cruzado los sueños.
Y cantan aún los gallos…
Entre promesas y albas. Mientras un monaguillo ya viejo, muy viejo, vende la Biblia del ilustrado padre Cabaret…
Aún gritan y reclaman los tiempos…
Néstor Melani-Orozco (*)
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(*) Cronista de La Grita.
Artista Plástico.
Premio Internacional de Dibujo «Joan Miro»-1987, Barcelona. España.
Maestro Honorario.
Doctor en Arte.
Premio Nacional del Libro-2O21.