Néstor Melani
Le vi por vez primera en la escuela de teología del Seminario diocesano de Palmira, pues yo estudiaba en el primer año y él junto a sus compañeros impartían interesantes espacios del fútbol jugando con el padre y coronel Rafael Hernández. Mientras de las horas inmensas de lecturas pude entender como buscaba libros de ciencia y de humanidades, entre la Teosofía. Así de tantos encuentros, del seminarista hasta de ordenarse de sacerdote, el joven padre César Arellano García. Un día de 1976 me casó en el sacramento del matrimonio con mi hermosa Carmen Victoria. Tiempos de La Grita entre los recuerdos de Monseñor Raúl Méndez Moncada. Fue César Arellano párroco de la iglesia de San Pedro de Seboruco, donde de rosas existe Santa Rosa de Lima. En la Basílica de nuestra Señora de Consolación de Táriba. La parroquia San Juan Bosco. Y de caminos su Pueblo Hondo de casas andinas y una ceremonia de campanas para invocar del azul, el amor de Dios. Amigo de tertulias, de invocar la historia de las comunidades y de ir en las romerías con el Cristo sagrado de La Grita. Alumno de la escuela de Monseñor Marco Tulio Ramírez Roa, y ferviente admirador del mundo de Roma, desde la Sixtina hasta la basílica de San Pedro, quién visitó para llegar al Belén palestino y venerar el lugar donde nació Jesús de Nazaret.
Un día me narró de haberse bañado en las aguas saladas del Mar Rojo. Vino muy después a nuestra ciudad de La Grita, como párroco de la iglesia neogótica de Los Ángeles, en la heredad de Monseñor José Teodosio Sandoval y de gracia sublime los senderos antiguos de Monseñor Jáuregui. En la lealtad a Monseñor Mario Moronta. Entre un campanario y la biblia del padre francés Jean Baptista Cabaret me mostró las reliquias de la sacristía, existentes en la casa parroquial. Desde el ánfora que le regaló Sucre el Mariscal de Ayacucho al Cristo del Barroco en 1830. Como la piedra litográfica de Jean Millet en su «Avemaría y las Doce». Más el Purgatorio del pintor Marcos León Mariño, quien mandó a realizar Doña Josefa Melani de Olivares, la Poetisa Isaura. Donde fue su hija Ana Mireya el modelo del Ángel, en aquel 1916. Así de Gracias el Padre César Arellano García poseía inmensas bondades, y la verdad como la fe, gran generosidad y valores e ideales bolivarianos. Con él aprecié el san Francisco del Convento de Santa Clara de 1580. Más el san José tallado por mi bisabuelo italiano, entre la gracia de la tesis doctoral del Prof. Alberto Moreno, para ser académico de la Javeriana de Bogotá. Un día decidimos fundar la Sociedad Bolivariana de La Grita, y entre los fundadores estuvo el reverendo César Arellano, junto a: Rafael Rojas Pérez, Fanny Zulay Rojas, Asdrúbal Millán, José Pascual Mora, Macario Sandoval, Roberto Sánchez, entre otros. Fuimos por pueblos y ciudades con el sentimiento por Bolívar y Monseñor Jáuregui. Por su ideario logré escribir «El Sonido de Las Campanas» … Desde cada recuerdo, desde siempre las oraciones infinitas de grandes memorias. En 1993 me pidió realizara las imágenes del «Viacrucis de la catedral gótica de los Ángeles», lugar de la vieja capilla del Convento de San Francisco. Y en una semana le describí la verdad de la pasión de Cristo. Más en el altar del Santísimo Sacramento le dibujé a la esperanza las edades de dos santuarios. El de la capilla del Convento y la Neogótica catedral. Bautizó a mi nieta Giuliana María, mi arquitecta. Después párroco de Michelena. Con César Arellano testimoniamos el lugar donde se sepultaron los restos del Dr. Emilio Constantino Guerrero. Y de cada amanecer la virtud humana de ser sacerdote. Buen amigo. Fina copa, soñador con las luces de bengala en los diciembres de noches buenas. Y hermano del alma. Hoy 3 de febrero nos enteramos de su infinito y desde cada semilla fueron sus hechos humanos. Por su paz y la consagración del Albapara, que siempre María de los Ángeles le cubra de amor infinito.
*Cronista de La Grita. *Artista Nacional. *Premio Nacional del Libro 2021. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1986. Barcelona. España. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte